Tánger y Tarifa acogen simultaneamente entre el 26 de abril y el 5 de mayo la XV edición del FCAT, con 80 películas y una sección permanente para los cineastas afrodescendientes
Por Lola Hierro
El año pasado lo anunciaron, y la dirección mantuvo
encuentros con Santiago Zannou y otros actores. A raíz de ellos, se decidió: El
Festival de Cine Africano Tarifa-Tánger (FCAT) se subiría al carro de la
visibilización de la afrodescendencia. Ya en 2018, con el anuncio de su próxima
edición, la decimoquinta, la organización ha cumplido y dedica el evento a este
colectivo invisibilizado. "Ya está sucediendo en otros países y España,
por motivos diversos, se había quedado un poquito a la cola, así que pensamos '¿qué
mejor que nuestro festival para crear ese espacio para la
afrodescendencia?", explica su directora, Mane Cisneros.
El 26 de abril se da el pistoletazo de salida en
Tánger (Marruecos) y el 27 en Tarifa (Cádiz) al que dicen que es el único
festival transcontinental de cine del mundo, del que Planeta Futuro es medio
oficial este año. Aunque lleva 15 años celebrándose, la idea de llevarlo a dos
ciudades de dos países y dos continentes de manera simultánea es mucho más
reciente: de 2016. Pero funciona. En 2017 acudieron hasta Tarifa más de 12.000
personas. A Tánger aún llegan menos por los costes y los visados, "pero
hemos conseguido que cada año el jurado del festival tenga que coger un barco,
pasar una frontera y cambiar de país y continente para ir a ver parte de las
películas de la sección oficial", asegura la directora. Para ella, este
gesto posee un gran valor simbólico porque rompe fronteras. "Nuestro sueño
era unir las dos ciudades, la puerta norte de África y la sur de Europa, a
través del cine. Lo que no consigue la política, lo conseguiremos a través de
la cultura", sueña Cisneros.
La afrodescendencia española reclama su lugar en la
sociedad y el cine es un reflejo de ello. "Por eso creemos que ha llegado
el momento de dar un lugar a estos actores y actrices. No se entiende por qué
casi siempre son relegados al papel de la prostituta, del inmigrante…",
critica. "Y nunca se llama a una actriz o actor negro para una audición en
la que se busca cubrir una dirección, o un papel de abogado o de ingeniero
cuando, en la vida real, hay ingenieros, abogados y profesionales de alto
nivel".
Así, además de las ocho películas seleccionadas que
incluye el ciclo, una de las actividades principales del FCAT será un espacio
de reflexión enmarcado en el Árbol de las palabras, actividad que ya se
organiza por sexta vez. La idea es habilitar un espacio de conocimiento, de
intercambio y de comunicación entre actores y actrices, directores y
directoras, artistas africanos y españoles afrodescendientes con el resto de la
sociedad con el fin de promover el contacto entre ellos y, quién sabe, quizá
sembrar la semilla de futuros proyectos. "Nos interesa el debate que se
puede generar entre ellos porque los propios afrodescendientes españoles no
tienen contacto con los cineastas africanos", revela Cisneros. "Ojalá
en el futuro trabajen juntos". En el Árbol de las Palabras participarán
algunos de los más célebres hijos de la diáspora, como Zannou, Armando Buika,
Silvia Albert, Lucía Mbomío, Marius Makon, Malcolm Sitté, Astrid Jones, Emilio
Buale, Will Shepard y Farah Hamed, entre otros. La poesía, la música, el teatro
y la danza afroflamenca contemporánea de Yinka Esi Graves también tendrán su
momento.
El
feminismo, también en la gran pantalla
La selección oficial del FCAT incluye en esta ocasión
80 películas del continente africano que se distribuirán en seis secciones.
"Lo que vamos a ver este año en la programación es el desembarco a lo
grande de una nueva generación", desvela la directora del evento. "La
edad media de los directores es baja, hay mucha gente joven de menos de 40, y
también muchos menores de 30". Para Mane Cisneros este fenómeno se veía
venir porque los primeros creadores del cine africano posterior a la
independencia ya son muy mayores e, incluso, algunos han fallecido.
Entre esa juventud, la mujer no se queda atrás. La
sección oficial del festival, Hipermetropía, cuenta con cinco cineastas
africanas, la mayoría debutantes en el largometraje. La zambiana Rungano Nyoni
es la directora de No somos brujas, la película que abre el festival, la
tunecina Kaouther Ben Hania presenta La bella y los perros, la argelina Sofía
Djama cuenta en Los afortunados cómo la historia y la política afectan a la
intimidad, la burkinesa-sueca Theresa Traoré Dahlberg con su documental Ouaga
Girls y, por último, la directora
tangerina Narjiss Nejjar, que pone el foco sobre una parte sensible de la
historia de Marruecos en Apátrida.
La presencia de la mujer no solo está en las personas
que crean, dirigen e interpretan las historias, también se palpa mucho
feminismo en los contenidos de las cintas seleccionadas y varias de ellas
muestran cómo en África también se diluye poco a poco el discurso patriarcal
hasta ahora dominante.
La
primavera africana
La otra temática que en esta edición del FCAT está
muy presente es la política. En las películas subsaharianas se vislumbra una
inquietud grande por los coletazos de las revoluciones árabes que tuvieron su
réplica en el resto de países del continente, algo muy lógico para Cisneros:
"Los cineastas también son sensibles a la realidad y al imaginario social,
y traducen y transmiten las consecuencias de su entorno. Si hay movimientos
activistas que son réplicas de las primaveras árabes, es lógico que acaben en
la pantalla", reflexiona Cisneros.
Esta inquietud se materializa en trabajos como Boxing
Libreville (Amédée Pacôme Nkoulou), Kinshasa Makambo (Dieudo Hamadi), Vote Off
(Fayçal Hammoun) y Sinestesia, El Cairo’13 (Maged El-Mahedy). cuyo estreno se
realizará de manera simultánea en España y Marruecos durante el festival. El
plato fuerte viene de la mano de Eddy Munyaneza y su Lendemains incertains
(Futuros inciertos), que aborda la incertidumbre que provocaron en 2015 las
manifestaciones contra el presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza. Su estreno
mundial será en esta edición del FCAT.
El resto de secciones son En Breve, que proyectará 16
cortometrajes africanos; Afroscope, que pretende mostrar África a través de
documentales y películas de ficción, y En torno a Bouanani: el cine marroquí de
vanguardia, que ofrecerá una retrospectiva dedicada al Ahmed Bouanani
(1938-2011), uno de los cineastas marroquíes más vanguardistas, pero que
paradójicamente ha quedado olvidado en la historia del cine de Marruecos.
En el capítulo de actividades paralelas, además del
Árbol de las Palabras también se llevarán a cabo los Aperitivos de Cine, que
reúnen a cineastas, a periodistas y al público alrededor de un vino para
comentar las películas ya vistas; las lecturas de las obras poéticas de Aimé
Césaire y Shirley Campbell en el Espacio Literatura. También las exposiciones
Dakar, una mirada y Nawras, la ciudad y su testigo tienen su sitio en el FCAT.
La música estará representada por One Pac & Fellows y el maridaje de los
sonidos hip-hop de Senegal y el Funk del sevillano José Gómez Romero, y por la
cantante algecireña Brisa Fenoy en un evento organizado por la Comisión
Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).
Este 2018 es un año que quedará registrado como uno
de los más importantes para el FCAT porque es la primera vez que se incorpora
una sección para los cineastas afrodescendientes que se dejará de manera
permanente. En esta edición el festival se centra más bien en los africanos en
Europa, pero para las próximas planean pasear su mirada por América Latina. "El
público lo desconoce —reconoce Cisneros—, pero allí la presencia de
afrodescendientes [en el cine] es impresionante, ya verás".
Texto tomado de: https://elpais.com/elpais/2018/04/19/africa_no_es_un_pais/1524144975_179472.html
Fotos tomadas de: https://www.facebook.com/FestivaldeCineAfricano/
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