En la mayoría de parcialidades afrodescendientes del territorio ancestral del valle del Chota, que se extiende entre las provincias de Imbabura y Carchi, hay celebraciones religiosas heredadas por los españoles, explica Iván Pabón Chalá, investigador de la cultura afroimbabureña.
Por José Luis Rosales, Redactor
El santo Francisco Javier es el patrono de la
comuna de Chalguayacu, ubicado en el cantón Pimampiro (Imbabura). Por eso, la
mayoría de sus 2 000 pobladores participó el fin de semana pasado en un
programa que unió la fe católica y las expresiones de los afrodescendientes de
la zona.
“Es un santo bien milagroso”, comenta Imelda
Congo. La presidenta del Comité Promejoras de la localidad creció escuchando a
sus mayores sobre los prodigios que habría realizado a varias personas. Por
eso, nueve días antes del 3 de diciembre, en donde se recuerda el fallecimiento
del misionero jesuita, los vecinos recorren este poblado de calles adoquinados
mientras rezan y cantan. Lo hacen con la imagen de su santo cargada en los
hombros de los más creyentes.
En la mayoría de parcialidades afrodescendientes
del territorio ancestral del valle del Chota, que se extiende entre las
provincias de Imbabura y Carchi, hay celebraciones religiosas heredadas por los
españoles, explica Iván Pabón Chalá, investigador de la cultura afroimbabureña.
En las vecinas comunas de El Juncal y Carpuela,
parroquia de Ambuquí, (Ibarra), por ejemplo, se celebra a San Martín de Porras
y a la Virgen de Tránsito, respectivamente. Mientras que, en Piquiucho a La
Dolorosa, y en Caldera, a San Francisco de Asís. Las dos últimas pertenecen al
cantón Bolívar, en Carchi. Chalguayacu, en donde sus habitantes se dedican al
cultivo del fréjol, tomate riñón, mango, entre otros, ha ganado fama por
artistas como los integrantes de la Banda Mocha y las Tres Marías.
Los primeros arrancan notas musicales soplando
hojas verdes del naranjo, cornetas de cabuya y puros como se denominan a las
calabazas secas, entre otros instrumentos de la naturaleza. Mientras que, las
últimas, con creatividad imitan con su voz sonidos de cornetas, trompetas,
panderetas. Precisamente, ellos no faltaron a la reciente festividad que es la
más importante del año en la localidad. María Margarita Pavón, de 78 años,
asegura que la presentación ante sus vecinos siempre será especial.
La fiesta en honor a Francisco Javier gana
renombre. Por eso, desde hace dos años se implementó el denominado pregón de la
confraternidad, en donde resaltan alegres grupos de danzas al ritmo de bomba,
el género musical del valle del Chota, y carros alegóricos. El desfile se
inicia en la parcialidad de El Juncal y llega hasta el centro del poblado. Años
atrás, una caravana motorizada recorría varios caseríos del valle anunciando la
fiesta, recuerda Juan Cervantes, dirigente del sector.
Otras de las incorporaciones es la elección de la reina. Esta vez, Jenny
Méndez fue escogida de entre cuatro jóvenes que aspiraban la banda. Para
vecinas como Patricia Caicedo, la fiesta es una oportunidad para ganar algunos
dólares. Ella vende fritada.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Diario EL COMERCIO en la
siguiente dirección:https://www.elcomercio.com/tendencias/comunas-afrodescendientes-chota-celebracion-santo.html
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