El Quilombismo, una Filosofia de Vida en Brasil
Durante la época de la conquista, en vastos espacios de la América colonial se constituyeron centros de acogida de esclavos africanos huidos que hicieron causa común y se defendieron de la invasión y reconquista del amo y sus secuaces. Algunos alcanzaron dimensiones impresionantes, como el Quilombo (o República) de Palmares, una verdadera “República negra” en el Brasil del siglo XVII, que resistió el embate de los portugueses más de medio siglo.
Abdias Nascimento hablando desde la tribuna de la Cámara de Representantes durante la convención nacional del PDT 1982. |
Fueron
miles los esclavos convertidos en cimarrones en la colonia, y se los denominó
de diferente forma de acuerdo a la región: en Brasil se los llamó quilombolas,
en áreas del caribe español cimarrones, en Colombia palenqueros, mientras en
Venezuela a las comunidades de esclavos fugados se las llamó "cumbes". El término "quilombo" llegó a la Argentina, y denomina un espacio desordenado y de costumbres
reprochables, en relación a esas comunidades de resistencia del pasado, desde
la mirada del colonizador.
En
Brasil, la nación del mundo con mayor cantidad de afrodescendientes fuera de
África y la segunda del mundo, según el Censo de 2010, unos 100 millones, las
muestras de la cultura quilombola, una manifestación de contra-hegemonía y de
resistencia pretérita presente hoy, así como las comunidades quilombolas, son
numerosas. Se las agrupa en lo que se llama la “Actitud Quilombola” y ejemplos
de ello son diferentes grupos musicales, literarios y publicaciones.
Entre
las últimas sobresale el Manifiesto Quilombista (1968), del activista
afrobrasileño Abdias do Nascimento, del cual este año se cumple un lustro de su
muerte.
Esta
creación literaria busca la redención de los afrodescendientes y centra su
atención en la experiencia del Quilombo de Palmares, como un caso de plena
democracia racial en un espacio habitado no solo por esclavos fugados sino
también por amerindios y blancos autoexcluidos de la sociedad colonial, en
perfecta armonía e igualdad. Para la época de escritura del Manifiesto, la
propaganda oficial observaba a Brasil como ejemplo perfecto de una democracia
racial, al punto que se hizo un mito de aquello.
Pero
do Nascimento, en su Manifiesto, construyó de forma alternativa un discurso
para denunciar la falsa “democracia racial” en el país del siglo XX y su
crítica fue un motor que tomó la academia para pulverizar el mito en cuestión.
En
el Quilombo del siglo XVII se conformó una sociedad justa y libre, erigida por
los oprimidos del régimen portugués, en la cual se respetó el medioambiente,
siguiendo la perspectiva afrocéntrica, en contraposición a la explotación salvaje
y capitalista del colonialismo, acompañando el marco de una economía
comunitaria y solidaria, enraizada en la pauta africana.
La
proclama del líder afrobrasileño se centra también en la infancia, puesto que,
conforme enuncia, los niños negros han sido las primeras víctimas indefensas de
la destitución material y moral impuesta a las comunidades afrobrasileñas por
siglos y, en consecuencia, son la prioridad del Quilombismo.
La
educación no puede faltar en la argumentación del Manifiesto. En el modelo de sociedad
por éste diseñado, su acceso es completamente gratuito y abierto, sin ninguna
clase de distinción, en todo nivel educativo. El final del artículo 7º agrega:
“La historia, cultura, política y sistema económico, artes y
civilización africana tiene un lugar eminente en la currícula escolar. Crear
una universidad afrobrasileña es una necesidad en el programa Quilombista.”
No
obstante, una casa de estudios de nivel superior debió esperar un largo tiempo
hasta ser una realidad, como así la necesidad de una educación inclusiva, con
cuotas de acceso para estudiantes afro en las universidades brasileñas, entre
otros aspectos. En la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva, quien hoy está
en la mira por la acusación sobre escándalos de corrupción del pasado, fueron
tomadas importantes medidas que favorecieron a afrodescendientes, así como a
otros grupos siempre marginados.
Haciendo
alusión al referido artículo 7º, la Universidad Federal para la Integración
Luso-Afro-Brasileña (UNILAB) abrió sus puertas en 2010 en el Estado norteño de
Ceará, lo cual mejoró la participación negra en la matrícula universitaria, sin
pasar por alto que en 2012 se aplicó la Ley de Cuotas que estableció en forma
gradual el aumento de miembros de las poblaciones desfavorecidas en la educación
universitaria. Dicha norma planteó que para 2013 el 12,5% de las matrículas
universitarias deberían estar reservadas a afrodescendientes, originarios y
alumnos provenientes de la enseñanza pública, y que en 2016 la Ley preveía
llevarlas al 50%.
Actualmente,
la población afrodescendiente en Brasil es el 51% pero en la universidad
pública la matrícula de esa extracción es del 23%, por lo que esas
instituciones son consideradas baluartes de la élite blanca. Como si de hacer
caso al artículo 7º se tratara, en 2004 se sancionó la obligatoriedad de dictar
contenidos de historia africana en la educación de nivel primario.
Por
último, el Estatuto de Igualdad Racial de 2010, en sus 65 artículos, apuntó a
mejorar ostensiblemente la calidad de vida de todos los afrodescendientes y de
miembros de otros grupos discriminados en general. Sin embargo, superar el
racismo continúa siendo una asignatura pendiente en Brasil, donde buena parte
de la población afro convive con la pobreza, la exclusión y la marginalidad. Las
cifras dan una buena idea de lo anterior. De algo menos de 400.000 estudiantes
de posgrado a nivel nacional, los estudiantes afros en 2010 eran apenas el 32%.
Asignaturas pendientes
En
resumen, cumplir el Manifiesto Quilombista es un anhelo lejano a la realidad.
Lo que vale rescatar es que el Quilombismo, como lo definió do Nascimento en
1968, construyó y legó una práctica quilombista (y una teoría) que actualmente
la han apropiado muchos afrodescendientes en pos de conseguir sus metas.
Es
un movimiento político que ve en Zumbi, líder de Palmares y último soberano del
Quilombo, a su fundador, como advirtiera el creador del Manifiesto. El
propósito del movimiento es la creación de un Estado Quilombista, inspirado en
la República de Palmares, que dignifique al hombre y se aparte totalmente del
colonialismo, el capitalismo, la esclavitud y el imperialismo. A diferencia de
muchos otros grupos de activistas a lo largo de la historia, plantea la llegada
a ese estadio ideal a partir de medios no violentos, como proclama el artículo
13 del Manifiesto:
“El Quilombismo considera la transformación de las relaciones
de producción y de la sociedad en general, por medios
no violentos y democráticos, como una alternativa posible.”
Como
un activo militante por los Derechos Humanos, la vida de Abdias do Nascimento
estuvo consagrada a la lucha contra el racismo. El haber publicado el
Manifiesto, visto como una crítica tenaz a las autoridades y al modelo de
sociedad, principalmente le costó el exilio durante 13 años de la última
dictadura brasileña (1964-1985). Su lucha valió. En una victoria simbólica,
gracias a su reiterado pedido, el Día de la Conciencia Negra fue movido de un
13 de mayo (fecha de abolición de la esclavitud, en 1888) a un 20 de noviembre
para homenajear al deudor intelectual de su Manifiesto Quilombista, el héroe
Zumbi do Palmares, ejecutado en 1695.
Fiel
a la efeméride observada en el mundo hoy, en el artículo final del Manifiesto
su autor remarcó que Brasil es firmante de la Convención Internacional sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial, tres años anterior al
texto. Y agrega que el Quilombismo:
“…contribuirá a la investigación y preparación de un reporte
bianual sobre racismo en Brasil, que incluya todo la información y hechos relativos
a la discriminación racial en el país, con el objetivo de asistir al Comité
para la Eliminación de la Discriminación Racial de las Naciones Unidas, en su
trabajo.”
Pese
a estas nobles intenciones y al compromiso de Abdias do Nascimento en la lucha
contra el racismo, en Brasil la situación no ha mejorado sustancialmente para
la comunidad afro. Por ejemplo, una investigación del ámbito público arrojó que
el 68% de las víctimas de homicidios son afrobrasileños. Entre 2003 y 2013 los
feminicidios aumentaron 54% entre las mujeres afro y disminuyeron un 10% en las
blancas. Es como si Brasil todavía no asumiese el problema de la cuestión
racial.
Afrobuku
Artículo tomado de:http://latinoamericaexuberante.org/876f-3/
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