23 de abril de 2012

Tumaco, una gambeta a la violencia


Por: PABLO ROMERO ENVIADO ESPECIAL DE EL TIEMPO | 8:09 p.m. | 23 de Abril del 2012



Descalzos, en guayos desgastados o en tenis, en Tumaco se juega al fútbol para huir de la miseria (ver galería).

Ya no es el semillero de futbolistas, pero a través de un balón se combaten la pobreza y el crimen.

Tumaco (Nariño). Son las 7:30 de la mañana y el sol ya calienta con ímpetu, con algo de inclemencia, en Tumaco. Desde esa hora, Jairo* corre detrás de un balón de fútbol; lo hace descalzo, sobre arena, sin camiseta, sediento y con hambre. Persigue el sueño de ser futbolista profesional, de gambetear a la violencia, pero sobre todo, de no fallarle a su familia, de sacarla de la pobreza.

La mañana transcurre calurosa, húmeda, a 28 grados, pero es la hora ideal para el fútbol. "Al mediodía el sol deshidrata y quema los pies", cuentan los jugadores. Jairo parece inmune al calor, juega con alegría, la que contrasta con la prevención que tiene cuando está lejos de la cancha, en el barrio, cerca de la tentación. A sus 16 años, este defensor central, de piel negra, fuerte, recio y ambidiestro, ha conocido la violencia de cerca. Vive en un barrio de  bravos**, donde las bandas criminales (como 'los Rastrojos') siembran el terror. Allí, le han asesinado a varios familiares por ajuste de cuentas, pero también ha perdido amigos que se han visto tentados por el 'dinero fácil'. No quiere la misma suerte. "La violencia en el barrio es muy tesa. Buscan a los jóvenes para que se metan a los grupos. Dicen que pagan bien y más de uno ha aceptado. A mí no me ha dado por eso, yo quiero es jugar al fútbol", confiesa, aunque omite detalles de su vida.   

Una de las canchas donde los jóvenes como Jairo desahogan los dramas del barrio se llama el 'Bajito', un campo de arena que en realidad es una cancha en la playa, con palos de madera haciendo las veces de porterías. Cuentan que la llaman el 'Bajito' porque cada que el océano Pacífico quiere se lleva la arena, aunque luego la trae de vuelta. Allí, a escasos metros del mar, se forman los nuevos talentos que quieren imitar a los jugadores más importantes que ha dado el puerto, como Willington Ortiz, Jairo el 'Tigre' Castillo, Pablo Armero, entre otros.    

Ese martes, Jairo llegó al entrenamiento en moto, un familiar lo llevó, lo que le ahorró los 40 minutos que habría gastado a pie y, de paso, los mil pesos que cuesta el mototaxi, principal medio de transporte de la ciudad y una de las mayores fuentes de empleo. Vestía pantaloneta, camiseta y unas sandalias de las que rápidamente se despojó, ya que allí, en la arena, se juega descalzo para ganar potencia, esa que se pone a prueba en cada 'picadito'. "Si hay que firmar un partido, ¡lo firmo de una!, y demuestro lo que tengo: mi talento", dice Jairo, desafiante, con poca inocencia. Claro, la violencia le ha robado su niñez. "Los grupos ilegales lo tenían de mandadero, para llevar armas y cosas. Estaba cerca de ellos y, aunque no andaba en crímenes, estaba a un paso. Pero quiere salir adelante: entrena a diario, volvió al colegio y pronto jugará en otra ciudad", cuenta su DT**. 

Se vive por el fútbol

La principal señal de tránsito en Tumaco tiene algo poco convencional: es preventiva, indica que hay peatones en la vía, solo que la silueta negra de fondo amarillo patea un balón. Y es que allí el fútbol es la actividad dominante. La gente recuerda a sus figuras con lúcida memoria, repasa las actuaciones de los tumaqueños que juegan en el exterior (como Armero, en Udinese, de Italia) y se congrega en cualquier esquina para seguir un partido del América de Cali. Las escuelas deportivas abundan: se tiene un registro de 68, y un total de 161 equipos, sin contar a quienes lo practican para recrearse. Todas las canchas, sean de de cemento (como la de San Judas, que antes era de arena y donde se formó Willington Ortiz), de pasto, o de arena, permanecen llenas. El fútbol se vive con religiosa devoción. 

Aunque se calcula que hay en todo Tumaco unas 200 canchas (la mayoría en mal estado), las autoridades reconocen que existen falencias: "El fútbol en Tumaco sigue siendo la posibilidad de futuro para los jóvenes, pero se requiere preparar mejor a los técnicos y construir más y mejores canchas", dijo el secretario de Gobierno, Hernán Cortés.  

'El que no juega, lo perdemos'  

¿Qué pasa con el estudio? Jairo responde sin titubeos, sin sonrojarse: "Primero me quiero dedicar al fútbol". Aunque hace poco reinició sus estudios nocturnos de sexto de bachillerato, está obsesionado con la pelota, y esa es la mentalidad que los técnicos quieren cambiar en Tumaco. Sobre todo cuando solo el 43,6 por ciento de los habitantes alcanza siquiera la básica primaria (según un estudio del 2010), y muchos desertan hacia el crimen o el fútbol.  

"El muchacho que no escoge el fútbol en Tumaco lo podemos perder. No hay fuentes de trabajo. En el estudio se abren puertas, pero los muchachos quieren es ganar plata rápido. Lo que los formadores hacemos es tratar de quitarles gente a los paramilitares y a la guerrilla con una formación integral", dice el 'profe' Nery Estupiñán, que descubrió al 'Tigre' Castillo y quien confiesa, con nostalgia, que Tumaco ya no es el semillero de jugadores profesionales (calcula que la región entregó más de 50 en su momento).

En gran parte, la razón es la violencia. Y los índices están disparados: según el Departamento Nacional de Planeación, se alcanzaron los 128,4 asesinatos por cada 100.000 habitantes, en el 2010. Hay barrios por donde no se puede pasar con tranquilidad, como el de Jairo. "Allá hay que ir con cuidado", dicen los mototaxistas. Hay guerra por el narcotráfico y la extorsión. El personero municipal, Álex Castillo, entregó una gris radiografía. "El fútbol sigue siendo emblema de Tumaco, pero no podemos negar que la posibilidad de parir jugadores se ve limitada porque ha habido en la última década un escenario marcado de violencia, especialmente con los jóvenes. Hemos sido testigos de muchos talentos víctimas de las confrontaciones", afirma. Pero Jairo ha sido afortunado. La mano que le tendió su DT lo tiene alejado de la violencia y cerca de jugar en otra ciudad.

Con esa ilusión entrena a diario, sintiendo la brisa, el sonido del mar, los rayos del sol, que a veces son insoportables. Allí, en medio de la arena, y con los pies rojos de patear balones descalzo, Jairo se aferra al sueño de no fallarle a su familia. "A veces no hay pa' comer, pero en mi casa me dicen: 'coma usted, mijo, que es el que nos va a sacar de pobres' ".

Aún se vive con temor 

Han pasado casi tres meses del atentado en Tumaco. El pasado primero de febrero Tumaco se estremeció con la explosión de una moto bomba que dejó ocho personas muertas y más de una decena de heridos y que destruyó la estación de Policía. Desde entonces, las calles están militarizadas, el pie de fuerza aumentó y se percibe miedo en los habitantes que, incluso, pasan con timidez frente a la estación, que todavía está semidestruida. En su momento, el alcalde de Tumaco, Víctor Gallo, responsabilizó del atentado a la columna móvil Daniel Aldana de las Farc, que actúa en la zona.

(*) Nombre cambiado por ser menor de edad.   
(**) Nombre o dato omitido por seguridad.


Pablo Romero  
Enviado especial de EL TIEMPO


Fuente: http://www.eltiempo.com/deportes/futbol/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-11638242.html


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