2 de noviembre de 2012

Feria de Productos y Servicios de Población Étnica de Fontibón (Bogotá, D. C.) - Noviembre 3 de 2012


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¿Por qué la pobreza? - En tus manos - Cali, Colombia



Cali, Colombia: La 11va ciudad más violenta en el mundo.

(Voz)

Más del 40% de los homicidios suceden en el Distrito de Aguablanca.

(Voz)

EN TUS MANOS

(Voz)

Colombia: rodeada de violencia ¿qué haces tú?

Cerca de 40 bandas en Aguablanca son responsables de más de 200 muertes cada año.

Más de 5000 chicos y chicas entrenan cada día en una de las 80 escuelas de salsa de Aguablanca.


Filmada en la escuela de Yair Angulo Salazar "Academia Rey del swing de la salsa"
 

31 de octubre de 2012

“Solo el 3% de los afrocolombianos termina el ciclo universitario”


La situación de la población Afro, Negra, Palenquera y Raizal es una de las más preocupantes con relación al acceso y la permanencia en la educación superior. Algo que se agrava si se tiene en cuenta que Colombia es una sociedad “pigmentocrática”.

Deis Andrés Correa Becerra tiene 19 años y es oriundo de Apartadó, en el Urabá antioqueño. El próximo 22 de octubre presentará el examen de admisión a la Universidad de Antioquia con el anhelo de estudiar Comunicación Social-Periodismo. De no lograr ingresar dice “las opciones no son muchas y ya veremos…

Un estudio realizado por la Universidad de Princeton, una de las más prestigiosas de Estados Unidos, en colaboración con la Universidad Nacional y la Universidad del Valle, analizó la posibilidad de considerar a Colombia una sociedad pigmentocrática, o sea en la que el color de piel determina el ascenso social.

Los resultados de la investigación, conocida como Perla por sus siglas en inglés, encontró que efectivamente hay una serie de factores que se asocian de forma constante con el hecho de que para las personas afrocolombianas las posibilidades de ascenso social se reducen notoriamente en comparación con las que tienen otros grupos étnicos “más claros”.

La situación más preocupante se asocia con la educación superior y posterior desarrollo profesional, en la cual se denota un mayor rezago. En promedio un afrocolombiano estudia 2.2 años menos que un colombiano de tez clara.

Algo que en términos prácticos significaría que mientras un afro logra culminar una técnica profesional, el blanco culmina un ciclo profesional. Algo que inevitablemente luego se ve reflejado en el estatus socioeconómico. Una tendencia que se mantiene no sólo en Colombia sino en varios países latinoamericanos.

Resultados que se tornan aún más preocupantes cuando se tiene en cuenta que la población afrocolombiana es una de las que registra menor acceso a la educación superior y a la par muestra una mayor deserción académica, principalmente cuando se refiere a quienes estudian lejos de su lugar de origen. 

Universidad de espaldas

Para Óscar Gamboa, director del Programa Presidencial para Asuntos Afrocolombianos, la falta de acceso a la educación superior limita la competitividad de esta población e inevitablemente potencia la inequidad, lo cual se traduce en exclusión.

“Hoy de cada 100 niños afrocolombianos que inician la educación básica, sólo tres se gradúan de la universidad. Una cifra lapidaria y desafiante”, sentencia Óscar Gamboa.

En su concepto un primer y muy importante paso es la radicación del proyecto de Ley de igualdad de oportunidades para la población afrocolombiana que, en pocas palabras, implica que en las diferentes esferas del Estado haya un porcentaje mínimo de población afrocolombiana.

“Parece impositivo pero debe ser así mientras nos culturizamos. Hay que recordar que en Estados Unidos fue así, luego comprendieron la influencia histórica de esta población y hoy su presidente es Barack Obama”, destaca Gamboa.

Agrega que los problemas radican en cuatro factores que indiscutiblemente están fallando y deberían ser insumo de análisis para el Ministerio de Educación: calidad, acceso, permanencia y pertinencia.

Este último, una paradoja según Gamboa, toda vez que son precisamente los afrocolombianos quienes viven en los ecosistemas más ricos y no hay programas que giren en torno a potenciar ese contexto. “Ya es hora de que a los afrocolombianos dejen de vernos por las medallas y los goles, porque nosotros somos más que eso y a través de la historia lo hemos demostrado porque ¡caray, cómo amamos este país!”.

“Yo propongo que la Universidad del Chocó sea la universidad ambiental de Colombia, de donde salgan los ministros de Medio Ambiente luego de estudiar una de las zonas más biodiversas del país, porque sencillamente allí tienen un laboratorio natural”, expresa el funcionario, quien insiste en que no podemos seguir creando carreras en estas zonas que respondan a las necesidades de las ciudades centrales, porque esa no es la realidad de estos pueblos.

Otros investigadores en la materia agregan que es necesario reforzar la educación de base para que así quienes tienen la oportunidad de ingresar a la educación superior no lleguen con una brecha conceptual muy amplia. Algo que queda en evidencia cuando encontramos que el Departamento del Chocó, donde más del 90 por ciento de la población es afrocolombiana, registra un 32 por ciento de población analfabeta, solo superado por el departamento de La Guajira.

“Es imperativo que nuestra sociedad, especialmente en el ámbito educativo que es en el que se reducen las diferencias, avance de una sociedad pigmentocrática hacia una verdadera sociedad democrática”, concluye el investigador Edward Telles, parte del proyecto Perla. 

Antioquia no es la excepción

El Gerente de Negritudes del Departamento, Fernando Palacios Callejas, reconoce que la situación de rezago que vive Colombia para con la población afrocolombiana en el contexto educativo no es ajena a la realidad de Antioquia.

Para Palacios, las oportunidades que tienen los afrocolombianos de acceder a la educación superior no son las mismas que tiene cualquier otro joven por diversos factores. Un ejemplo es la lejanía y el hecho de que los jóvenes afrocolombianos que quieren estudiar una carrera universitaria deben, necesariamente, desplazarse hasta los centros urbanos donde se ubican las grandes universidades, a las que difícilmente acceden y quienes ingresan difícilmente se sostienen al estar privados de sus contextos sociales, culturales y familiares.

El gerente cita, para dar una idea, el ejemplo de un grupo de 50 estudiantes de Vigía del Fuerte que tuvo que viajar durante 25 horas por el río Atrato, carretera destapada y bosques húmedos para llegar a Medellín y estudiar una carrera técnica en el Sena.

“Un buen inicio sería comprender e implementar de mejor forma la etnoeducación, para que así la sociedad pueda culturizarse de la importancia que tienen históricamente las etnias afrocolombianas”, concluye Fernando Palacios Callejas.

En Antioquia, según registros oficiales, hay cerca de 1’600.000 afrocolombianos. 

Alternativas para afrocolombianos

Los afrocolombianos tienen derecho a un porcentaje de cupos en las universidades públicas al ser categorizados como una comunidad especial. En ese sentido si usted pertenece a una de estas comunidades, lo recomendable es que al presentar el examen de admisión se registre por esta vía y no por la ordinaria, puesto que así obtendrá mayores posibilidades de obtener un cupo en la educación superior.

Otra opción es el Fondo Especial de Créditos Educativos para Comunidades Negras creado en 1996 como una medida reparativa para los jóvenes de estas comunidades que no cuentan con recursos para ingresar a la educación superior. Los recursos del Fondo pueden destinarse para matrícula o sostenimiento. Los requisitos y demás información relacionada se puede consultar en www.icetex.gov.co.

En un contexto regional se tiene presupuestado que la próxima semana el gobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, haga la presentación del Fondo de Educación Superior. Una figura similar al Fondo EPM de Medellín que busca garantizar la sostenibilidad de estudiantes vulnerables en la educación superior. Allí, según las palabras del gobernante, se dará prioridad a aquellas poblaciones históricamente relegadas. 

Etnoeducación

“Antes de imaginarnos un modelo educativo ideal, es necesario que entendamos la etnoeducación como competencia de todos y para todos. Que incluso quienes menos la necesitan son las mal llamadas minorías porque, bien o mal, ellas ya conocen su historia, mientras que el estudiante promedio no tiene idea de sus verdaderas raíces culturales”, afirma Emerson Mosquera, sociólogo experto en historia y asuntos afro.

El estudioso de la historia afrocolombiana dice que la realidad demuestra que hablar de grupos étnicos en el aula se ha convertido en algo suplementario, por no llamarlo exótico, ya que el currículo de la mayoría de las instituciones educativas públicas y privadas, solo estipula un modelo eurocentrista que se resume en descubrimiento, conquista española, colonia e independencia. Sabemos de memoria cuáles son las civilizaciones europeas, pero titubeamos en mencionar el nombre de algún resguardo indígena antioqueño o el apellido y título de un prócer afro.

De acuerdo con Juan de Dios Mosquera, autor de “La etnoeducación y los estudios afrocolombianos en el sistema escolar”, debemos entenderla como la educación en los valores de la etnicidad nacional, teniendo en cuenta que nuestra identidad cultural es el sincretismo o mestizaje de tres grandes raíces: la africanidad, la indigenidad y la hispanidad.

Pero aunque hay capítulos de etnoeducación obligatorios dentro del PEI, Proyecto Educativo Institucional, al ser regulada por el Decreto 1122 de 1998 la Cátedra de Estudios Afrocolombianos, la realidad muestra que tal norma en buena parte de las instituciones no es más que un saludo a la bandera.

Para Emerson Mosquera, el asunto fundamental radica en que se les reconozca a los diferentes grupos étnicos su aporte histórico en aras de la equidad, “pues hasta ahora parece que la historia de Colombia sólo la han construido, escrito y contado los blancos”.


Fuente: http://www.elmundo.com/portal/vida/educacion/solo_el_3