7 de octubre de 2016

"Este no es un país de tribus africanas."

COMUNICADO A LA OPINIÓN PÚBLICA NACIONAL E INTERNACIONAL EN RECHAZO A LOS COMENTARIOS RACISTAS DEL SENADOR Y EXPRESIDENTE DE LA REPÚBLICA DE COLOMBIA ALVARO URIBE VÉLEZ.


Los descendientes de la diáspora africana en Colombia y en América Latina rechazamos de manera rotunda la expresión racista “este no es un país de tribus africanas, es un país de instituciones” expresada por el senador y expresidente de la República de Colombia, Alvaro Uribe Vélez, durante el programa de la noche NTN24, dirigido por la periodista Claudia Gurisatti el día martes 4 de octubre de 2016. Consideramos que la misma es una muestra de los imaginarios racistas que hoy, como ayer, proyectan los sectores dominantes blanco-burgueses de la nación contra los pueblos y la herencia de matriz africana en el mundo y contribuye a fomentar y profundizar las múltiples discriminaciones y exclusiones de las que han sido víctimas históricas las comunidades afrocolombianas.


Las y los afrodescendientes en Colombia, luego de la abolición de la institución de la esclavitud en 1851, fueron invisibilizados por las agencias del Estado al permanecer aislados de los proyectos de organización política, económica y social. Este hecho explica por qué en Colombia, las y los afrodescendientes dejaron de ser sujetos de derecho para convertirse en “difuntos” ante la ley del Estado, donde simplemente no existían. Y en la vida social, se convirtieron en “huérfanos civiles”. De modo que después de la abolición de la esclavitud, no se puede hablar de la situación política y social de las y los afrodescendientes como un estado de transición, sino como una agonía prolongada.

De este modo, racismo estructural entendido como mecanismo de reproducción que se relaciona directamente con el manejo del poder de las élites dominantes, ha sido visto como “algo” ajeno a la realidad nacional colombiana, pues se trata de una construcción social ideológica que establece un continuum naturalizado por los medios e instituciones sociales que nadie cuestiona.

En efecto, desde el principio de la esclavitud hasta nuestros días la representación e invención del continente africano y sus sociedades ha estado ceñido por los paradigmas históricos-mundiales, coloniales y neocoloniales racistas y de subyugación que subordinan la condición humana de estas poblaciones, asignándoles representaciones externas como seres “salvajes” y carentes de cualquier grado de “civilización”. Dichas representaciones han justificado los crímenes de lesa humanidad más atroces como la esclavización, el colonialismo y el capitalismo.

El concepto de tribu surgió de la antropología colonial del siglo XIX, con el único fin de legitimar la dominación occidental, al establecer diferencias entre supuestas sociedades “civilizadas” y “salvajes”. Dicho concepto codificó una serie de significados que justifican la violencia racial y que hoy han sido más que denunciados. Seguir utilizando estos términos racistas contribuye a que se siga catalogando a los grupos sociales como “atrasados” o “desarrollados”, únicamente en función de su filiación étnico-racial. Esto no puede seguir siendo tolerado en países que, como Colombia, se auto-reconocen como pluriculturales y pluriétnicas. Dar vía libre a este tipo de discursos es permitir que se alimente el odio, la discriminación, los estereotipos y prejuicios racistas, responsables de tantas muertes.

De manera colectiva y cotidiana las comunidades afrocolombianas hacen frente al racismo estructural que pervive desde la colonia hasta nuestros días. Racismo que ha creado fuertes fronteras de racialización de nuestros territorios, cuerpos y culturas, imponiendo un orden de terror y guerra que destruye vida y comunidades enteras. Enunciados racistas como el que manifiesta expresidente Álvaro Uribe Vélez marcan las fronteras de desintegración que han mantenido excluidas a las poblaciones afrocolombianas de los procesos de construcción del Estado. Voces silenciadas por las élites racista y clasistas que refrendan a través de sus lenguajes y acciones la instauración de mecanismos de exclusión, marginación y separación para luego someter a las comunidades afrocolombianas a diversas formas de violencia como la continuidad de la guerra en Colombia que usted y sus partidos políticos promueven a través del desconocimiento de los Acuerdos de la negociación Gobierno y FARC-EP.

Sus enunciados es la expresión de una sociedad que como la colombiana no conoce y valora las aportaciones de hombres y mujeres de origen africano y sus descendientes en las sociedades contemporáneas. Estas formas y modo de violencias son el reflejo de una sociedad racista.

Hacemos un llamado al respeto de los pueblos africanos y sus diásporas en el mundo. La lucha contra el racismo es una prioridad para las comunidades afrocolombianas y del conjunto de la sociedad colombiana, crear conciencia y movilizar el reconocimiento de nuestras culturas, conocimientos e identidades es nuestra principal tarea para eliminar prácticas racistas que se reproducen de forma natural en nuestra sociedad atentando contra nuestra integridad y derechos humanos.

Se hace necesario abrir un espacio de descolonización de la memoria social, que nos sirva para develar la deuda social y las condiciones de victimización negadas históricamente por el Estado. Sin un conocimiento cabal de las realidades, las carencias, necesidades y potencialidades de las comunidades negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales de los desafíos que éstas enfrentan y de los logros que han obtenido en el proceso de promoción del ejercicio efectivo de sus derechos políticos y civiles, no resultará posible adoptar medidas que promuevan la equidad.

Hoy decimos en coro: Por la dignidad de nuestras comunidades afrocolombianas, para que nuestra palabra fecunda continúe latiendo en favor de una humanidad libertadora contra cualquier miopía estatal, contra todas las formas de crueldades y de horrores con sus conflictos de violencia y exclusión y contra el silencio de la historia; para que con las venas, el músculo y el sudor de nuestra lucha, continuemos acompañando y nutriendo el sendero de nuestros pueblos, en esta búsqueda inacabada que emprendemos como colectivo múltiple y plural hacia la resistencia, hacia la emancipación.

¡África no termina en África. ¡Las raíces, el pasado común, nos conectan más allá de los límites que imponen las fronteras geográficas!

Suscribimos este comunicado:
Angela Yesenia Olaya Requene- Doctorante en Antropología Universidad Nacional Autónoma de México
Rudy Amanda Hurtado Garcés- Antropóloga e Investigadora Afrocolombiana-PCN
Francia Elena Márquez Mina- Activista y Premio Nacional Derechos Humanos en Colombia
Natalia Mosquera García- Colectivo Agua Turbia
Yuderkys Espinosa- Grupo Latinoamericano de Estudio y Formación Acción Feminista, GLEFAS
Proceso de Comunidades Negras de Colombia-PCN
Laura Correa Ochoa- Harvard University
Ashanti Dinah Orozco Herrera- Poeta, Activista, Docente Universidad Distrital Nacional
Juan Pablo Calderón Meza- Harvard University
Mariana Llano Valencia, Harvard University
Anny Ócoro Loango- Docente Investigadora CONICET-UNITRET
Robert Woods Blis- Professor Of Latin America History and Economic, Harvard University
Valentina Montoya Robledo- Harvard University
Valeria Coronel Valencia-Docente Maestría en Sociología FLACSO-Ecuador
Agustín Lao-Montes. Docente y Comité Político ARAAC
Luciana Cadahia-Docente y Coordinadora Maestría en Sociología FACSO. Ecuador
Daniel A. Martínez, Harvard College
Denisse Delgado Vázquez, Harvard
Yeison Arcadio Meneses- Docente Etnoeducador Afrocolombiano
Arturo Grueso- Coordinador Proyectos Conocimiento Ancestral-CEIP
Sandra Abd'Allah-Alvarez Ramirez- Grupo Afrocubanas, La Habana, Cuba
Lina Paola Vaca- Docente Universidad Sur Colombiana
Clara Luz Muñoz- Doctorante Universidad de Veracruz
Lina Rosa Berrio- CIESAS, México
Cristina García Nava- Harvard University
Giobanna Buenahora Molina-Maestría Estudios Latinoamericanos. UNAM
Marcela Aragón Valencia-Estudiante Maestría Universidad EAFIT
Juan Pablo Obando Hidalgo- Estudiante Universidad de Nariño
Luisa Carolina Garcés Murillo- Estudiante Universidad Nacional Autónoma de México
Nitonel González Castro- Estudiante Universidad EAFIT
Yilver Mosquera Vallejo- Doctorante Pontifica Universidad Católica de Chile
Lucelly Maturana- Red de Autónoma de Mujeres Negras, Afrodescendientes y de la Diáspora
Ángel Perea Chalá-Periodista Cultural, Colectivo Agua Turbia Bogotá
Arleison Arcos Riva-Rector Institución Educativa Santa Fe
Yesenia Escobar Espitia- Universidad la Gran Colombia
Maria Fernando Navarro Herrera- Colectivo Afrodescendientes Pro Derechos Humanos Benkos Vive
Natalia Santiesteban Mosquera- Cornell University
Palenque Universitario del Cauca
Organización Social de Comunidades Negras Angela Davis
Gladys Mena- Organización Étnica Los Palenques Red Autónoma de Mujeres Negras, Afrocolombianas y de la Diáspora
Liceth Johhana Asprilla- Fundación Asesorarte Discapacidad, Género y Equidad
Astrid Yulieth Cuero Montenegro-CESMECA, Chiapas
Luis Martelo Ortiz- Iniciativa Etnoeducativa
Colectiva Afrocolombiana
Alberto Abreu Arcia- Escritor Unión de Escritores y Artistas de Cuba
Carlos Eduardo Rojas Rojas-Docente Universidad de Caldas
Pilar Madrid Peña
Francela Ramírez Perea
Jesús Javier Córdoba Murillo
Américo Portocarrero Castro
Kelly Banguero Lerma
Diana Carolina Hurtado Prado
Martha Ruth Gómez Ramos
Malle Beleño
Ayda Luisa Cordoba Mosquera
Jeniffer Samira García Castillo
Ana Bolena Rodríguez
Valeria Coronel Valencia
Luz Carime Angulo
Luz Marquéz Herrera
Asociación Afrocolombiana África Queen
Fundación Carlos Arturo Truque
Hédrix Gutiérrez Ibargüen- escritor Loretta Meneses
Diana Diana Mareli
MoEPP Cauca- Nariño
Aiden Salgado

5 de octubre de 2016

La lucha del pueblo Oromo en Etiopía

En el siguiente texto, el misionero Comboniano Fufaa Hinsarmuu Waaqumaa, nos hace una descripción de la situación actual del pueblo Oromo en Etiopía.

“Derecho a la rebelión del pueblo Oromo, ante un gobierno tirano y opresor, con el propósito de hacer respetar sus derechos humanos, aunque le cueste la vida.”


Para ubicarnos, Etiopía es uno de los 54 países del continente de África y es uno de los dos únicos países del mismo continente que nunca fueron colonizados junto a Liberia. Se encuentra en el África oriental subsahariana y es el segundo país más poblado (100 millones de habitantes) del continente después de Nigeria. Etiopía es un país pluriétnico y  multicultural habiendo varios pueblos que hablan 83 idiomas y más de doscientos dialectos.
Es la sede de la Unión Africana desde su formación en el año 1963. Desde la antigüedad fue regido por los reyes hasta el año 1974, cuando el dictador y comunista, Menghistu Haile Mariam derrotó a Haile Selassie II, el último rey del país. Menghistu estuvo en el poder durante 17 años hasta 1991 cuando un grupo rebelde TPLF (Frente de la Liberación del Pueblo Tigray)  tomó el poder derrotando y obligando al dictador a huir a Zimbabwe donde se encuentra hoy en el exilio.

Hubo un tiempo de gobierno de transición hasta el año 1995 cuando se formuló la actual constitución luego de la primera elección “democrática”; desde que llegó al poder, el gobierno dividió el país en regiones por tribus, (sistema de dividir y gobernar), mecanismo que le habrá servido para perpetuarse en el poder dado que eso debilita la unidad de los pueblos generando competencia y rivalidad entre regiones. Pero lo contradictorio es que constitucionalmente el país se llame Federación República Democrática del Pueblo de Etiopía (FDRPE), pero camuflado con el partido TPLF que está prácticamente gobernando a la nación de una manera muy desigual favoreciendo a su propia región, Tigray, a costa de las demás regiones. Considero que, hasta los presidentes de otras regiones, dejaron de representar su respectivo pueblo ante el gobierno central y hacen al revés, es decir, constituyen al gobierno central frente a la población civil.
Tomado de MADOTE.COM. Manifestaciones en Etiopía por las recientes masacres
Eso es el caso del pueblo Oromo, una población que constituye y representa al menos 32% de habitantes de esta patria, sin embargo, ha sido marginado durante décadas. Según la Constitución etíope, Oromía es uno de los nueve estados regionales formados étnica y políticamente autónomos. Pese a que este pueblo representa el grupo étnico más grande del país y es la región más rica,  ha sido sistemáticamente excluido y perseguido en los últimos 25 años por el partido político TPLF que está en el poder actualmente y compone solamente un 6% de la población.
 
Tigray se caracteriza por ser una región poco productiva ya que geográficamente se encuentra ubicada en una zona montañosa y de clima seco; lo que significa que este pueblo es infructuoso.  En contraste a la descripción anterior de Tigray, esta región cuenta con una buena infraestructura, industrias, hospitales con tecnología avanzada, buenas vías de acceso, el segundo aeropuerto más grande del país y tres universidades públicas. En cambio, las otras regiones las cuales poseen tantas riquezas naturales injustamente sufren las insatisfacciones de las necesidades básicas, dado que la gran parte de los recursos tanto naturales (sacados de otras regiones ricas) como estatales se canalizan e invierten para el desarrollo de dicha región como si las otras ocho regiones no fueran parte de esta nación. Esta desigualdad socioeconómica y política, se debe por la sencilla razón de que los funcionarios del gobierno que disponen de este capital son la misma gente de Tigray. Esto nos deja claro de la dominación de poder político y socioeconómico de élites de esta minoría, lo que por lo general no es común que una minoría oprima y domine a una mayoría. Esta injusticia ha generado un gran desacierto de sufrimientos y atropellos a la vida del pueblo Oromo. Ante esta realidad pareciera difícil de creer que “uno de los objetivos de la Unión Africana sea Promover instituciones democráticas, el buen gobierno y los derechos humanos en el continente”.  

En la Constitución de Etiopía, el artículo 10 indica: “los derechos humanos y las libertades, que emanan de la naturaleza de la humanidad, son inviolables e inalienables, se respetarán los derechos humanos y democráticos de los ciudadanos y de los pueblos”. Pero en realidad no se cumple a cabalidad; por eso, ¡democracia a todo dar, es el clamor de mi pueblo Oromo que ha sido y está siendo oprimido!

Ante esta atrocidad me pregunto: ¿Qué tipo de democracia hay en mi país y cuál es la misión de la comisión africana de derechos humanos que constata lo siguiente en el artículo 30? “Dentro de la Organización para la Unidad Africana se creará una Comisión Africana sobre derechos humanos y de los pueblos, a la cual, a partir de aquí, nos referiremos como "la Comisión", para promover los derechos humanos y de los pueblos y garantizar su protección en África”.

El problema más desmedido fue en el mes de abril del año 2014, cuando el gobierno lanzó el Plan Maestro que consistiría en el despojo de los agricultores Oromo que viven en los alrededores de la capital, Addis Ababa, la cual es un enclave dentro de este territorio regional de Oromía. Radicalmente, los estudiantes de esta región acusaron al gobierno etíope de intentar apropiarse de la tierra perteneciente a los agricultores locales en el nombre de integrar los pueblos adyacentes de Oromía a la ciudad en expansión de la capital. A su vez, la autoridad gobernante rechazó la denuncia, diciendo que el Plan Maestro sólo tenía por finalidad facilitar el desarrollo de infraestructura tal como transporte, servicios públicos y centros de esparcimiento. Al mismo tiempo sofoca brutalmente las manifestaciones de las personas afectadas por no estar conforme con el “desarrollo” encubierto ya que el gobierno negocia estas tierras a las multinacionales. En mayo de este mismo año, el gobierno detuvo temporalmente el plan, a fin de abatir las protestas donde al menos nueve personas fueron asesinadas y cientos de estudiantes étnico Oromo fueron encarcelados por el mismo gobierno.  

En noviembre de 2015, cuando el gobierno decidió retomar sus planes de implementar el Plan Maestro, las tensiones aumentaron, el resentimiento se desbordó nuevamente por parte de la población Oromo. El pueblo optó de nuevo no quedarse callado y protestó pacíficamente por sus tierras, donde se han arraigado desde la antigüedad, así mismo luchando por sus derechos y dignidad que está en juego.

En estos diez meses de protesta pacífica, participaron estudiantes universitarios, estudiantes de colegio, campesinos, comerciantes, profesores y todo el pueblo que se identifica como Oromo y siente la dominación del gobierno tirano. Tristemente los militares han actuado deshumanamente dejando al menos 1000 personas sin vida, muchos heridos y cantidades de encarcelados. Caso parecido a lo que ocurrió en las manifestaciones de Chile en 2011, “…durante este tiempo, numerosas organizaciones de la sociedad civil también se movilizaron en apoyo a los manifestantes…sin embargo con las movilizaciones también sobrevino una violenta respuesta del estado de Chile” (Rokov, 2011) (P.174).

Durante los juegos olímpicos de Río en Brasil, de agosto de 2016, el atleta etíope, Feyisa Lelisa, ganador de la medalla de plata en maratón de hombres, terminó la carrera, con las manos cruzadas (como podemos ver en la imagen) signo oficial de la protesta del pueblo Oromo. Se mostró solidario con la situación de su tribu, arriesgando su vida (por lo que no pudo volver a Etiopía, los Oromos que viven en los Estados Unidos apoyaron y facilitaron su traslado a este país) como tantos Oromos, refugiados y exiliados en diferentes países vecinos y lejanos. Esto fue una gran oportunidad de exponer ante la comunidad internacional, la cruda realidad de opresión que hay en mi país. Feyisa, frente a la pregunta de su gesto dijo: “fue una protesta, porque soy Oromo, y en Etiopía los Oromos somos reprimidos por el gobierno. Nos matan y nos encarcelan, somos sospechosos por el simple hecho de ser Oromos, denunció. Nos obligan a dejar nuestras tierras y hablan de la democracia que no existe en mi país, y de los intereses económicos que apoyan la represión de los Oromos”. (Ralph, 2016).

El gobierno sigue acusando a los manifestantes, de pertenecer a grupos “terroristas” y que buscan “desestabilizar el país”. Este régimen gubernamental ha arrestado y acusado a varios periodistas y artistas locales bajo las leyes “antiterroristas” del país. Y a pesar de tener un historial preocupante en cuanto a los derechos humanos, es un aliado clave de los Estados Unidos y recibe una generosa ayuda de Washington por ser un “modelo y una voz para el desarrollo en África”.

El día 2 de octubre de 2016, el pueblo oromo realizó la celebración “Irreechaa”, que significa acción de gracias que es una de las fiestas religiosas y culturales más grandes del continente de África. Esta fiesta se llevó a cabo como todos los años en Bishoftu, ciudad que se encuentra a 50 kilómetros de la capital Addis Ababa. Se congregaron  más de 3 mil oromos de toda parte del país para agradecer a su Creador que les ha acompañado durante el año, más que todo a lo largo de lluvioso invierno para comenzar la estación de primavera. Durante el desarrollo de esta actividad, el gobierno intentó imponerse colocando banderas, condicionando la celebración y el pueblo reaccionó frente a ello, protestando con el signo de manos cruzadas, la respuesta de los militares fue brutal atacó con tiroteos, gases lacrimógenos y hasta con helicópteros. Se estima hasta 650 oromos que perdieron la vida sólo ese día y los heridos no tuvieron la debida atención médica porque los militares hasta intimidaban a los médicos. Varias personas por salvarse, cayeron en abismo que había por ahí causado por factores naturales, se dice que el gobierno tapó el abismo donde aún los familiares siguen buscando cuerpos de sus seres queridos por debajo de tierra.    

Aunque el motivo de protesta inicialmente fue el Plan Maestro de expansión de la capital, hoy en día no sólo pasó a ser la búsqueda de liberación y de autonomía del pueblo Oromo sino también del pueblo Amhara, el segundo pueblo más grande, que está aliado con los Oromos denunciando la opresión que ellos también padecen. Mi pueblo ya no aguanta más este sistema y por cansarse de la dictadura, sigue protestando pacíficamente ante este gobierno que quiere perpetuarse en el poder. Actualmente casi todas las  ciudades de la región Oromía, se han vuelto campo militar intentando reprimir y callar a los manifestantes. Las manos cruzadas no solo es un signo, sino que lo siento como parte del compromiso de la identidad de mi pueblo, mi raza, mi cultura, teniendo como reto la defensa del territorio y de los derechos humanos pues así se podría garantizar los derechos de los pobladores ancestrales, para que ellos pudieran liderar sus procesos organizativos desde la política y ejerzan un gobierno propio desde la autonomía.

El gobierno aún no se da cuenta de las arbitrariedades que comete, violando los derechos humanos y no busca soluciones adecuadas a las preguntas legítimas de este pueblo. La situación empeoraría antes de mejorar, a menos que se atiendan las causas de raíz del malestar social, que por seguro el gobierno actual no haría, por eso es importante que la comisión africana de los derechos humanos rompa el silencio e intervenga inmediatamente, ante la violación del estado etíope, si no me imagino hasta dónde podría llegar esta realidad.



Bibliografía


http://dhpedia.wikispaces.com/Uni%C3%B3n+Africana. (s.f.). Obtenido de http://dhpedia.wikispaces.com/Uni%C3%B3n+Africana.
http://www.derechoshumanos.net/proteccion/ComisionAfricanaDerechosHumanos/index.htm. (s.f.). Obtenido de http://www.derechoshumanos.net/proteccion/ComisionAfricanaDerechosHumanos/index.htm.
Ralph, E. (22 de Agosto de 2016). corredor de maraton etiope hace un gesto de protesta al cruzar la meta en rio. Obtenido de www.cnnespanol.cnn.com: http://cnnespanol.cnn.com/2016/08/22/corredor-de-maraton-etiope-hace-un-gesto-de-protesta-al-cruzar-la-meta-en-rio/
Rokov, B. M. (2011). Derechos humanos y manifestaciones públicas en Chile durante 2011: la audiencia pública ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Chile.