4 de julio de 2012

Cuba: Escritoras negras, las menos visibles




Son poetas, ensayistas, investigadoras y narradoras que escriben, pero publican muy poco o casi nada en los circuitos oficiales y establecidos en el país. Sus obras se esparcen por blogs, páginas web, espacios de intranet y cuanta variante les permita mostrarlas, aunque son muy poco conocidas por el público en el país.


Por Sara Más (Cortesía del Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe)
Las escritoras negras se están valiendo de las nuevas tecnologías para difundir su obra en esta isla del Caribe, donde continúan siendo un segmento muy invisibilizado dentro del panorama editorial actual de la literatura contemporánea.

Son muchas más las que escriben que las que se ven”, aseguró la ensayista y narradora Inés María Martiatu, el 9 de febrero, en el espacio “Mirar desde la sospecha”, que cada mes se realiza en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), en La Habana, y que tuvo como tema de discusión “Género y raza en la narrativa femenina cubana”.

La propia Martiatu, quien recientemente obtuvo una mención en el Premio Casa de las Américas por su obra: “Y las negras qué. Pensando el afrofeminismo en Cuba”, publicó sus cuentos primero fuera de la isla, donde aún apenas se leen ni conocen.

Muy pocas personas determinan qué se publica y bajo un criterio muy cerrado”, sostuvo Martiatu en el encuentro, convocado por el Programa de Género y Cultura del no gubernamental Grupo de Reflexión y Solidaridad Oscar Arnulfo Romero, con apoyo de la Uneac, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude) y la Consejería Cultural de la Embajada de España en La Habana.

Sin embargo, no son pocas las escritoras negras y también algunas blancas que tratan los temas de racialidad y discriminación, reconoció Martiatu, quien recoge varios de esos textos en la antología: “El que más mira menos ve”, actualmente en preparación.

En su opinión, la invisibilidad de las narradoras afrocubanas está dada por el desinterés respecto a esa narrativa en unas pocas personas con poder de decisión acerca de lo que se publica, incluidos editores, críticos y antologadores.

Las editoriales, salvo excepciones, tienen cerradas las puertas para esta temática”, opina la historiadora y escritora Daisy Rubiera, compiladora junto a Martiatu de una antología que acaba de ver la luz en la capital cubana, bajo el sello de la Editorial Ciencias Sociales: “Afrocubanas, historia, pensamiento y prácticas culturales”.

Tras considerarse afortunada por haber podido publicar todo lo que ha escrito, Rubiera explica que gran parte de lo que logra llevarse a impresión se debe a gestiones personales en la búsqueda de financiamientos e instituciones que puedan estar interesadas en esos trabajos, o a que “nos publicamos nosotras mismas, unas a otras, en los espacios que creamos y algunas tenemos”.

Los problemas de las mujeres negras tampoco aparecen con fuerza en los debates sobre racialidad. “Se ha escrito un poco últimamente, pero quienes escriben siguen siendo hombres que no nos mencionan o apenas nos tocan con una pincelada”, explicó a SEMlac.

El tema, sin embargo, merece atención, según Rubiera. “No es lo mismo ser una mujer blanca que una negra”, insiste, sobre la base de un condicionamiento histórico, sociocultural, económico y de todo tipo que es diferente para cada una.
Cuando más se asemejan unas y otras es entre las pobres, precisa a SEMlac, y siempre las negras tendrán menos posibilidades, asegura, lo mismo para acceder a trabajos de mejor remuneración que para llegar a espacios de poder político, expone como ejemplos.

Más que de exclusión, Rubiera habla de silencios. “La ley y las políticas públicas nos dan el derecho a estar y participar en igualdad, pero el silencio que hay en torno al tema es el que impide visibilizarlo. El silencio es peor: no te excluyo, pero no te reconozco”, asegura la historiadora y escritora.

Para la cuentista Johana Depestre, en cambio, la escasa visibilidad de las escritoras afrodescendientes puede partir de cierta falta de identidad con sus orígenes, lo que se muestra en la representación que hacen de esos temas en sus tramas y personajes.

Hay narradoras negras que no muestran ser negras”, asegura Depestre, quien le llama a ese comportamiento "invisibilidad pasiva", porque “una misma se discrimina”.

Otro es el punto de vista de la poeta y narradora Carmen González, para quien son múltiples y diversas las razones. “Concluir que hemos sido invisibilizadas solo a causa del color de la piel o las posiciones de fuerza de las elites culturales que han dominado las artes y las letras en Cuba sería pecar de facilismo”, sostiene.

No obstante, reconoce que, cuando esas autoras construyen sujetos narrativos a partir del canon establecido, no se complican con la expresión de una autonomía construida por los rigores del margen o simulan el amaneramiento de su biografía, entonces clasifican para editoriales y antologías.

El canon no nos acepta porque el problema no son las negras, su arte o su literatura; el problema es el racismo como base y sus estructuras excluyentes”, señala González.

En la polémica resurgen también criterios contrapuestos en cuanto al reconocimiento de las raíces africanas, sobre todo a la hora de asumirse como afrocubanas o como cubanas, si se entiende que este último término incluye todas las raíces étnicas, culturales y procedencias que conforman la rica mezcla de la nacionalidad.

La profesora universitaria Berta Carricarte es de las que afirma no sentirse ni afrocubana ni hispanocubana, por separado, cuando ambos ancestros son parte de su existencia. “No niego ninguno y para mí ambos tienen el mismo valor”, asegura.

González, en cambio, ha decidido identificarse como afrodescendiente para poderse agrupar a personas que salen a defender sus derechos, como hace la comunidad gay.

Yo me siento afrocubana”, alega Martiatu, quien reconoció haberse distanciado de ese término y verse por mucho tiempo como cubana “porque pensé que mis dos raíces (española y africana) estaban ligadas, y ahora me doy cuenta de que en el ajiaco (mezcla) hay todavía partes duras que no se han disuelto”, explica.

La profesora universitaria Ileana González, quien impartió por muchos años la materia de Literatura del Caribe anglófobo y reconoce la subestimación que esa cultura ha padecido, cree importante el término afrocubano para remarcar, darle visibilidad y jerarquía a esa herencia africana que ha sido tan discriminada.

La esencia está en conocer la diversidad y respetarla, que las personas sean como se quieran nombrar, reflexionó la psicóloga social Mareelén Díaz Tenorio, de OAR. “Conocer nuestra diversidad es una manera de acercarnos más a la equidad y comprender que no podemos seguir discriminando”, dijo. “Para construir igualdad hay que conocer la diferencia y reconocer inequidades”.

Una de las vías empleadas por las escritoras negras para alejarse de la victimización, seguir creando y darse a conocer ha sido la de unirse en una plataforma de mujeres afrodescendientes que hacen poesía, narrativa, ensayo, testimonio, letras de rap, grabado o fotografía, expuso González.

Igualmente se expresan en contra de la visión estereotipada, folclorista y exótica con que se suele representar a mujeres y hombres de la población negra y mestiza, cuando se trata de “un mundo con una riqueza que no se puede encasillar”, opina Martiatu.

Para la también investigadora del teatro en Cuba, es particularmente interesante el segmento de las autoras afrodescendientes más jóvenes, que poseen otro punto de vista sobre el tema de la racialidad, parten de experiencias muy personales, de procesos vividos dentro de la revolución y tratan sobre su infancia, su relación con el movimiento hip hop y el performance, entre otros tópicos.

“Me inclino por trabajar para las nuevas generaciones. Nuestra escritura está encaminada a desmontar estereotipos negativos, sexistas y racistas. Es una responsabilidad de las mujeres que escribimos sobre nosotras mismas dejarles ese referente”, reiteró a SEMlac la escritora Daysi Rubiera.

Fuente: http://yenyere.org/sitio/2012/06/cuba-escritoras-negras-las-menos-visibles/