23 de abril de 2012

El boxeo de Soplaviento pelea contra la miseria



Por: ESTEWIL QUESADA FERNáNDEZ ENVIADO ESPECIAL DE EL TIEMPO | 7:33 p.m. | 23 de Abril del 2012


Plácido Ramírez (i) y Luis Miguel Ruiz (d), boxeadores de Soplaviento (ver Galería)

En corto tiempo, el boxeo se convirtió en el deporte símbolo de este pueblo de Bolívar.

Aunque jamás había lanzado atarraya, Luis Miguel pensaba, a los 13 años, que su futuro marcaba ser un pescador más de Soplaviento, el municipio bolivarense a orillas del canal del Dique, ese brazo del río Magdalena construido por el hombre que desemboca en Cartagena.

Pero todo cambió después de una jornada de estudios de tercer grado, una tarde del 2007, cuando salió de su casa a la calle del Comercio, paralela y a 30 metros del Dique, y llegó al patio de la Cooperativa Integral de Pescadores, donde había visto días atrás a un grupo de adultos entrenar boxeo. 

-Profe, ¿yo puedo entrenar? -le preguntó de inmediato a quien impartía órdenes.

-Sí -respondió Jaime Cassiani, el director técnico-. ¿De quién eres hijo?

-De 'Nino' -dijo (en Soplaviento todos sus habitantes tienen apodos y por estos se conocen).

-Ese es como mi hermano -manifestó el hombre-. Ve a casa, ponte ropa deportiva y enseguida comenzamos.

Al rato, estaba de nuevo en el patio con camiseta, pantaloneta y unos zapatos que él mismo dice "eran de salir" (de cuero). Cassiani no lo aceptó por ese calzado. "Te joden los riñones", esgrimió. Regresó a casa frustrado. Eran los únicos que tenía y, por consiguiente, no podía practicar.

-¿Qué te pasa, Luis Miguel? -le preguntó una vecina, al llamarlo a su casa tres días después, al notar su tristeza.

-Quiero entrenar boxeo y no tengo tenis -contestó.

-No te preocupes, espérame un momento -dijo Consuelo Ramírez, la vecina, mientras de la sala pasaba a un cuarto-. Mira estos: se le quedaron a mi hijo, pero a ti te quedan bien... Te los regalo.

Así, esa misma tarde, con esos zapatos azules con figuras blancas, cuya marca no recuerda, sin importar que eran talla 37 cuando él calzaba 35, comenzó en firme la carrera de Luis Miguel Ruiz Mendoza, el actual campeón nacional juvenil de boxeo en la división de los 49 kilogramos.

El deporte del pueblo

Soplaviento es un municipio sin corregimientos, ubicado a 55 kilómetros de Cartagena y fundado por Pedro de Heredia, en 1533. Está ubicado a 26 metros sobre el nivel del mar y, según la creencia popular, el nombre lo tomó cuando era vereda, en un paso de Simón Bolívar. Dicen que el Libertador, agobiado por el calor, se refugió bajo un árbol y exclamó: "¡Sopla viento!".

El boxeo se practicaba desde hace tiempo. Pero nunca de manera organizada. Hasta que hace cinco años -luego de 20 de ausencia- regresó un hijo del pueblo, Jaime Cassiani, exboxeador aficionado en Barranquilla, y se decidió a fundar el Club de Boxeo El Coimbre, con el apoyo de amantes del deporte de los puños.

En estos cinco años, han ganado un centenar de medallas, buena parte recolectada por siete campeones nacionales surgidos de los últimos torneos infantil, júnior y juvenil, siendo la base de la selección Bolívar. Tanto que ahora, con miras a Juegos Nacionales, aportan a tres de los 14 preseleccionados concentrados en Cartagena (Ruiz y los primos Plácido y Saider Ramírez), los tres residentes de la misma calle del Maracaná, barrio que nació como invasión hace cerca de un cuarto de siglo.

Pero el prestigio obtenido contrasta con la pobreza en la que se preparan sus boxeadores, todas las tardes, de lunes a viernes. El lugar sigue siendo el patio de la Cooperativa Integral de Pescadores, una casa de esquina, de barro, pintada de blanco y verde, que solo se ocupa en reuniones los sábados y domingos.  

Ese patio, en tierra, al lado de un estadero, sin pared que los separe, y donde se escucha música vallenata a toda hora, en medio de discusiones de los jugadores de tres mesas de buchacara, cuenta con un árbol de trupillo, otro de dividivi y un tercero de totumo, donde cuelgan cinco sacos. Además, enterrados en la arena, dos tubos de PVC rellenos, una vara atravesada y una cabuya. Todo esto sirve para preparar a los muchachos con sueños de campeones. 

El lunes de la visita de EL TIEMPO, el 26 de marzo pasado, cada vez que Delkin Miranda -una tromba con guantes que ha ganado tres títulos nacionales en infantil y júnior- golpeó un saco negro con la figura de Muhammad Alí el trupillo se estremeció.

"Un día, a un pupilo, José Jinete, campeón nacional infantil, un totumo le partió la cabeza", cuenta Cassiani, cuya casa, a 80 metros del gimnasio, con el Dique como patio, es la bodega de implementos: además de los sacos, 2 peras, 7 guantes, 6 cabezotes y 2 pares de guantaletas.

Realidad estremecedora

Pero si es rudimentario el escenario, la realidad de algunos púgiles resulta estremecedora. Como el caso del campeón nacional Luis Miguel Ruiz, quien en un rancho de barro y madera de no más de 42 metros cuadrados, sin piso y con plásticos haciendo de pared, comparte con cinco de sus ocho hermanos y su madre, Mirna. Su padre, Marcelino, llevaba tres meses hospitalizado en Barranquilla. 

"Aprendí a pescar a los 14 años y tengo dos atarrayas que yo mismo tiro, para rebuscarme unos pesos, pero lo mío es el boxeo -dice Ruiz, a quien apodan 'Chicanerito' y es admirador del excampeón mundial 'Happy' Lora-. Me siento soplaventero porque llegué aquí a los 7 años de Barranquilla, donde nací y practiqué por corto tiempo boxeo bajo la dirección de Pedro Marchena".

Está dentro del rancho, cuya puerta de la calle, de zinc, no cubre todo el espacio y puede ponerse en cualquier lugar porque carece de bisagras y seguridad. Dos sillas en la sala y una mesa en el fondo, en la cocina, son todo en el ala derecha. A la izquierda, al fondo, un cuarto de San Alejo, donde reposa una bicicleta dañada. Adelante, en un espacio de 3 por 5 metros, el único cuarto, lleno de almanaques y con un televisor de 14 pulgadas a blanco y negro que no sirve, junto con dos camas dobles de 1,40 por 1,90 metros.

"Yo duermo en esta -dice, señalando la del fondo, que tiene un toldo para contrarrestar los mosquitos-. Duermo con dos de mis hermanos. Y en la otra, mi mamá y mis dos hermanas. El sábado, que regresé a Soplaviento por primera vez en dos meses, por estar concentrado en Cartagena, no dormí por incomodidad. El domingo ya me acostumbré".

Esa concentración en Cartagena le ha servido porque es deportista apoyado por Iderbol y recibe 500.000 pesos mensuales, 400.000 de los cuales le entrega a Mirna, que ya los debe por fiados en tiendas para los gastos de la casa.

"En el barrio la gente me quiere -sostiene Ruiz, estudiante de octavo grado en Cartagena-. Durante semanas, como en la inundación de diciembre del 2010, cuando el agua nos llegó a las rodillas, me alimenté en casa del entrenador Cassiani. La hija de mi vecina que me regaló los zapatos, Yazmín Ibarra, cuando sabe que tengo hambre me da yuca y pescao". 

El campeón Ruiz ha pensado en retirarse, pero sigue porque a través del boxeo quiere sacar de la pobreza a su familia. Y por eso, asegura, ha llorado de felicidad, como ocurrió en Barranquilla, cuando ganó en octubre pasado el Nacional Juvenil, y de tristeza, en febrero último en Cartagena, en la Copa La Candeleria, por no estar con su papá. 

Y el último llanto fue el Jueves Santo, a las 6:37 de la mañana, cuando llamó al celular del periodista: "Profesor -dijo sin poder contener sus lágrimas-, me llamaron ahora para informarme que acaba de morir 'Nino', mi papá...". 

Pueblo con malos servicios públicos 

En sus 12 calles y 28 carreras, Soplaviento apenas cuenta con 150 metros de pavimento. El gas llegó hace poco, carece de alcantarillado y el servicio de energía es tan deficiente, con irregularidades en el voltaje, que afecta los electrodomésticos y no permite que el agua llegue de manera normal a las casas. Es cuna de Catalino Parra, el afamado integrante del grupo musical Gaiteros de San Jacinto.

Sus 9.000 habitantes dependen económicamente de la pesca de mojarra lora, bagre, arenca, entre otras especies, del canal del Dique y de la ciénaga Capote. La cobertura educativa es del ciento por ciento, pero solo hay un escenario deportivo como tal: el estadio de béisbol menor, también utilizado para sóftbol. Y deportistas de élite no han salido del municipio (el exboxeador Tomás Orozco, selección Colombia, nació en Soplaviento, pero se crió y se hizo en Cartagena).

Estewil Quesada Fernández
Enviado especial de EL TIEMPO


Fuente: http://www.eltiempo.com/deportes/otrosdeportes/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-11638022.html


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