Comunidades
nativas denuncian grave situación. Gobernador pide ayuda y que se declare la
emergencia.
En la
madrugada del pasado 15 de febrero, cuando los gallos todavía no habían
comenzado a cantar, el llanto de Nilsa, una niña de solo 5 años, despertó a la
familia Sintúa.
La menor,
una indígena del cabildo de Andágueda, de Bagadó (Chocó), llevaba varios días
con vómito y diarrea. En menos de 15 minutos y ante la mirada impotente de sus
familiares, sus quejidos se desvanecieron y, con ellos, su vida.
Miembros
de la comunidad hicieron un pequeño hueco en un potrero y con unas tablas le
hicieron el cajón.
"Se
le dejó la ropita que tenía y la envolvimos en la sábana. Así la
enterramos", contó Rodrigo Sintúa, tío de la niña, quien dijo que no
rezaron y que una cruz de palo marcó el lugar donde quedó sepultada.
Nilsa es
solo uno de los niños que han muerto en lo que va del año por causas
relacionadas con la desnutrición. En Andágueda no se ha establecido un número
exacto de víctimas: el cabildo ha registrado 14 muertes y los habitantes
señalan que la cifra podría ascender a más de 20.
La de
Andágueda no es la única denuncia. Óscar Cerezo, del cabildo de Tiravenado, de
Lloró, dijo que este año 7 niños han muerto "por falta de alimento y
enfermedades".
Arsenio
Dequia, del cabildo Camicad, de Carmen del Darién, reportó que en el 2012, en
su comunidad, 4 niños han muerto "por diarrea y mala alimentación".
Denis Cabezón, del pueblo wounaan, confirmó que en estos primeros meses del
año, 4 niños han fallecido por las mismas causas.
Para
David Pretel, representante del Consejo Regional Indígena del Chocó, el
problema es simple: "Los indígenas están aguantando hambre".
Lo que
dicen autoridades
El jefe
de Planeación de Bagadó, Juan Gil Machado, confirmó que tiene conocimiento de
los 14 casos de Andágueda. Explicó que existe un verdadero subregistro, pues
los indígenas no reportan los muertos que sepultan en sus predios.
Según el
defensor regional del Pueblo, Víctor Raúl Mosquera, en este grave asunto se
confía en el reporte de las autoridades indígenas. "Esas cifras son
ciertas, aunque las autoridades tienen una carencia de registro", dijo.
Para el
gobernador del Chocó, Luis Gilberto Murillo, la situación de los indígenas es
"muy grave" y, por eso, le pidió al Gobierno Nacional que
"declare la emergencia y destine los recursos necesarios".
"A
estas comunidades debe llegarles el Gobierno con programas de salud y
nutrición, porque la Gobernación no tiene recursos para ello", afirmó el
mandatario regional.
Agregó
que en su departamento hay al menos 12.000 niños que tienen problemas
alimentarios, de los cuales únicamente 2.000 reciben la atención necesaria.
"Los
actores armados han confinado a los indígenas y el riesgo de las minas los
alejó de las parcelas. Además, en muchas ocasiones, lo poco que producen es
arrasado por los combatientes", dijo Fredy Lloreda, encargado de temas
indígenas en la Gobernación.
Mientras
llega la ayuda para los niños, la tumba de Nilsa seguirá marcada por una cruz
de madera, la que, en medio de un clima tan inhóspito, puede desaparecer muy
pronto, y tal vez hasta se olvide que ella murió una madrugada de febrero por
física desnutrición.
Un
problema de cultura: 'Los
indígenas acuden a los centros médicos tarde'
Según el
alcalde de Riosucio (Chocó), Cecilio Moreno, no se puede culpar al Estado por
la desnutrición de los menores. "Los indígenas primero tratan a los niños
con medicina tradicional y, cuando ya no hay nada que hacer, recurren a un
centro médico", dijo. Luis Peña, de la comunidad guanac, está de acuerdo:
"Aquí hay 7 niños desnutridos, según Bienestar Familiar, pero las mamás no
permitieron que los hospitalizaran porque no están acostumbradas a tratar con
los blancos".
JORGE ENRIQUE MELÉNDEZ P.
Enviado
especial de EL TIEMPO
Quibdó (Chocó).
Quibdó (Chocó).
Ver también: http://www.theprisma.co.uk/es/2012/04/24/en-el-choco-colombiano-hambre-en-medio-de-la-riqueza/
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