Artículo de Jesús Chucho García
"Dos fechas históricas en el campo de la lucha de las y los afrodescendientes, marcan esta semana que entra. La primera es el 21 de marzo, Día Internacional contra la Discriminación Racial. La otra es el 24 de marzo, firma del decreto de la abolición de la esclavitud en Venezuela, casi tres décadas después de haber finalizado la guerra de independencia".
DE LA INDEPENDENCIA A LA NEOESCLAVITUD
Aparente "abolición" fue la que se hizo el 24 de marzo de 1854, cuando el entonces presidente de Venezuela, el terrateniente José Gregorio Monagas, procede a firmar el decreto de abolición del sistema esclavista venezolano. Ese decreto estuvo condicionado por los grandes terratenientes y la incipiente burguesía comercial y financiera, que exigÍa que, si el Estado no les pagaba hasta el último peso del costo de sus esclavizados, no les darían la libertad; es decir, exigían indemnización.
El esclavizado era uno de los bienes muebles que, al lado de la tierra, constituían unos de los mayores resguardos económicos en la Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX. Hemos revisado documentos en el Archivo General de la Nación, así como los periódicos del siglo XIX como El Venezolano, en el que los terratenientes, como héroes de la independencia, tales como José Antonio Páez, aun estando enfermo en New York para esa época, dio la liberación a sus esclavizados dos años después del decreto de Monagas, es decir, en 1856, previa indemnización por sus “muebles-esclavizados”. Asimismo, en el registro subalterno de Río Chico, conseguimos documentos en los que la esclavitud se había prolongado cuatro años más en Barlovento.
Lo más bochornoso de esta historia es que, una vez abolida “condicionalmente” la esclavitud, a esos hombres, mujeres, niños y niñas no se les garantizó lo más mínimo para la sobrevivencia, ni tampoco sus derechos a la tierra, la educación, la salud. Tuvieron que seguir sometidos a indignos trabajos domésticos, en algunos casos, y en situación de semi-esclavitud, peonaje en un contexto de racismo y discriminación.
La guerra de independencia no acabó con el racismo. La estructura colonial venezolana sedimentó las bases del racismo que aún persiste en la Venezuela contemporánea. Quienes lideraron la Guerra de independencia contra el colonialismo español, blancos criollos, tenían como referentes en sus proyectos independentista las bases ideológica de los autores del siglo de las luces y los enciclopedista del siglo XVIII, desde Monstequieu hasta Diderot, quienes dejaron debajo de la mesa el tema de la igualdad de los seres humanos, pese a su manifiesto de “egalité, fraternité y liberté”, principios que sólo aplicaron a la población de origen europeo, marginando en una estructura socio-racista a los indígenas, a los africanos y a sus descendientes. De ahí que en la mentalidad de éstos líderes, pese al compromiso de Bolívar con Petión, a quien dió su palabra de honor para decretar la abolición de la esclavitud en 1816, el resto de esos heroes independentistas no tomaron en cuenta la desestructuración del sistema esclavista y sus secuelas.
La esclavitud, después de la guerra de independencia, siguió campante y sonante hasta el levantamiento del general Ezequiel Zamora, con el grito Pan, tierra y libertad, para acabar con la reproduccion del colonialismo mental de los nuevos ricos "independentistas". Miles de neoesclavizados avanzaron con Zamora en busca de la esperanza negada en la Venezuela postindependentista. La Guerra Federal constribuyó a desmontar la neoesclavitud, pero las bases del racismo siguieron intactas.
LA MODERNIZACION IDEOLOGIZO EL RACISMO EN VENEZUELA
La modernización del Estado venezolano, en la década de los años 30 del siglo pasado, ratificó el racismo en los planteamientos de la modernidad esbozada por Arturo Uslar Pietri y Alberto Adriani. Pérez Jiménez luego lo refuerza con su “ideal nacional” de asimilar “la raza venezolana” a la europea, trayendo miles de migrantes. En el trayecto de la democracia representativa (1958-1998) aun recordamos frases e imágenes fuertes, como las expresadas por Asdrúbal Aguiar, exsecretario de la Presidencia, cuando Rafael Caldera le respondió al senegalés Pierre Sane, quien dijo haber sentido el racismo en Venezuela, con la frase “vete con tu macumba africana para otro lado”... O cuando el “Búfalo” Leopoldo Díaz Bruzual, autor del viernes oscuro en tiempos de Luis Herrera, ante una crítica de un diputado afro, Cristóbal Hernández, dijo: “Recuerda que tú eres descendiente de esclavos y yo de blancos criollos, que fuimos los que construimos este país…”. También recuerden cuando Globovisión, en una conferencia internacional en 2003, asemejó la figura del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, con un gorila... Y por último, cuando el excanciller y exministro del Interior Ramón Escovar Salom expresó que tenía ubicado a los 15 mil azotes de barrios de Caracas y el periódico El Nacional, en sus páginas dibujó el estereotipo del delincuente... ”Un joven afro, de labios gruesos, short y gorrita tercia”.
Hoy, con la lucha del Movimiento Social Afrodescendiente, se ha logrado visibilizar el tema del racismo en Venezuela, se impulsó una ley contra la discriminación racial, aun con sus limitaciones, sancionada por el presidente Chávez en el mes de diciembre. Se tiene ya la propuesta de la creación del Instituto Contra la Discriminación Racial, consensuado con el Movimiento Social Afrodescendiente, argumentando que sus integrantes deben ser resultado de consenso y no de imposiciones, sustentado sobre la base de la democracia participativa y protagónica, con sentido de pertenencia y militancia transformadora.
Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/a140346.html
* Activista, defensor los derechos de los y las afrodescendientes, nacido en Barlovento en 1954. Como investigador de la diáspora africana, lleva veinticuatro libros publicados hasta hoy. En la actualidad, es el Jefe de la misión diplomática venezolana en Angola y São Tomé.
DE LA INDEPENDENCIA A LA NEOESCLAVITUD
Aparente "abolición" fue la que se hizo el 24 de marzo de 1854, cuando el entonces presidente de Venezuela, el terrateniente José Gregorio Monagas, procede a firmar el decreto de abolición del sistema esclavista venezolano. Ese decreto estuvo condicionado por los grandes terratenientes y la incipiente burguesía comercial y financiera, que exigÍa que, si el Estado no les pagaba hasta el último peso del costo de sus esclavizados, no les darían la libertad; es decir, exigían indemnización.
El esclavizado era uno de los bienes muebles que, al lado de la tierra, constituían unos de los mayores resguardos económicos en la Venezuela de la segunda mitad del siglo XIX. Hemos revisado documentos en el Archivo General de la Nación, así como los periódicos del siglo XIX como El Venezolano, en el que los terratenientes, como héroes de la independencia, tales como José Antonio Páez, aun estando enfermo en New York para esa época, dio la liberación a sus esclavizados dos años después del decreto de Monagas, es decir, en 1856, previa indemnización por sus “muebles-esclavizados”. Asimismo, en el registro subalterno de Río Chico, conseguimos documentos en los que la esclavitud se había prolongado cuatro años más en Barlovento.
Lo más bochornoso de esta historia es que, una vez abolida “condicionalmente” la esclavitud, a esos hombres, mujeres, niños y niñas no se les garantizó lo más mínimo para la sobrevivencia, ni tampoco sus derechos a la tierra, la educación, la salud. Tuvieron que seguir sometidos a indignos trabajos domésticos, en algunos casos, y en situación de semi-esclavitud, peonaje en un contexto de racismo y discriminación.
La guerra de independencia no acabó con el racismo. La estructura colonial venezolana sedimentó las bases del racismo que aún persiste en la Venezuela contemporánea. Quienes lideraron la Guerra de independencia contra el colonialismo español, blancos criollos, tenían como referentes en sus proyectos independentista las bases ideológica de los autores del siglo de las luces y los enciclopedista del siglo XVIII, desde Monstequieu hasta Diderot, quienes dejaron debajo de la mesa el tema de la igualdad de los seres humanos, pese a su manifiesto de “egalité, fraternité y liberté”, principios que sólo aplicaron a la población de origen europeo, marginando en una estructura socio-racista a los indígenas, a los africanos y a sus descendientes. De ahí que en la mentalidad de éstos líderes, pese al compromiso de Bolívar con Petión, a quien dió su palabra de honor para decretar la abolición de la esclavitud en 1816, el resto de esos heroes independentistas no tomaron en cuenta la desestructuración del sistema esclavista y sus secuelas.
La esclavitud, después de la guerra de independencia, siguió campante y sonante hasta el levantamiento del general Ezequiel Zamora, con el grito Pan, tierra y libertad, para acabar con la reproduccion del colonialismo mental de los nuevos ricos "independentistas". Miles de neoesclavizados avanzaron con Zamora en busca de la esperanza negada en la Venezuela postindependentista. La Guerra Federal constribuyó a desmontar la neoesclavitud, pero las bases del racismo siguieron intactas.
LA MODERNIZACION IDEOLOGIZO EL RACISMO EN VENEZUELA
La modernización del Estado venezolano, en la década de los años 30 del siglo pasado, ratificó el racismo en los planteamientos de la modernidad esbozada por Arturo Uslar Pietri y Alberto Adriani. Pérez Jiménez luego lo refuerza con su “ideal nacional” de asimilar “la raza venezolana” a la europea, trayendo miles de migrantes. En el trayecto de la democracia representativa (1958-1998) aun recordamos frases e imágenes fuertes, como las expresadas por Asdrúbal Aguiar, exsecretario de la Presidencia, cuando Rafael Caldera le respondió al senegalés Pierre Sane, quien dijo haber sentido el racismo en Venezuela, con la frase “vete con tu macumba africana para otro lado”... O cuando el “Búfalo” Leopoldo Díaz Bruzual, autor del viernes oscuro en tiempos de Luis Herrera, ante una crítica de un diputado afro, Cristóbal Hernández, dijo: “Recuerda que tú eres descendiente de esclavos y yo de blancos criollos, que fuimos los que construimos este país…”. También recuerden cuando Globovisión, en una conferencia internacional en 2003, asemejó la figura del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, con un gorila... Y por último, cuando el excanciller y exministro del Interior Ramón Escovar Salom expresó que tenía ubicado a los 15 mil azotes de barrios de Caracas y el periódico El Nacional, en sus páginas dibujó el estereotipo del delincuente... ”Un joven afro, de labios gruesos, short y gorrita tercia”.
Hoy, con la lucha del Movimiento Social Afrodescendiente, se ha logrado visibilizar el tema del racismo en Venezuela, se impulsó una ley contra la discriminación racial, aun con sus limitaciones, sancionada por el presidente Chávez en el mes de diciembre. Se tiene ya la propuesta de la creación del Instituto Contra la Discriminación Racial, consensuado con el Movimiento Social Afrodescendiente, argumentando que sus integrantes deben ser resultado de consenso y no de imposiciones, sustentado sobre la base de la democracia participativa y protagónica, con sentido de pertenencia y militancia transformadora.
Fuente: http://www.aporrea.org/actualidad/a140346.html
* Activista, defensor los derechos de los y las afrodescendientes, nacido en Barlovento en 1954. Como investigador de la diáspora africana, lleva veinticuatro libros publicados hasta hoy. En la actualidad, es el Jefe de la misión diplomática venezolana en Angola y São Tomé.
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