29 de junio de 2011

DESIGUALDAD AFRO COLOMBIA

Desigualdad extrema también para los afros

Colombia es el país más desigual de América Latina y el cuarto en el mundo. ¿Va el gobierno de Juan Manuel Santos a poder cerrar la brecha entre ricos y pobres? No se ve nada fácil.

Colombia, que ha estado históricamente entre los países mas desiguales del mundo, corre el riesgo de convertirse en el primero de todos, a juzgar por los datos recientes. Un lamentable campeonato que las políticas del gobierno de Juan Manuel Santos no parecen encarar de manera estructural, a juicio de algunos expertos. Sus voceros, por su puesto no están de acuerdo.

Hay que esperar aun los damos mas recientes, pero la evidencia disponible es dramática. Según Samuel Azout, alto consejero para la prosperidad, Colombia seria hoy el cuarto país del mundo en desigualdad, con un índice Gini de 0,58 (este coeficiente es la medida técnica de la desigualdad en la distribución de ingreso, en la que uno es lo mas alto). Según datos de Naciones Unidas para 2005, con un Gini de 0,55 Colombia estaría entre los primero del mundo, detrás de apenas un puñado de países y el pelotón de otras naciones Latinoamericanas de nivel de desarrollo mucho mas bajo, como Guatemala. Jairo Núñez, de Fedesarrollo, afirma que, según la ultima encuesta de calidad de vida que hace el DAN, el Gini Colombia abría generado en 2008 a 0,59, uno de los mas altos, si no el mas alto del planeta y quizás, el mas alto de América Latina, la región mas desigual del mundo.

Juan Carlos Ramirez, de la Celpal, advierte que hay que tener cuidado con los datos, pues la metodología de medición varia de país en país. “lo importante no es si somos los primeros o los segundo; lo importante es la tendencia. Seguimos con una política que no ha sido capaz de desconcentrar el ingreso”. Colombia a padecido históricamente una peculiar enfermedad: como lo señalo Nuñez, pese a que el producto interno bruto (PIB) y el gasto publico se multiplicaron por dos en los pasados veinte años, la pobreza extrema apenas se redujo un 2% y la desigualdad esta intacta. “en este país se han hecho esfuerzos para enfrentar la pobreza, pero poco y nada, en desigualdad” dice consultor Corredor que manejo el programa Bogotá sin Hambre en la alcaldía de Lucho Garzón. Los ritmos de reducción de la pobreza en el país están por debajo del promedio latinoamericano: según el plan nacional de Desarrollo, mientras en el subcontinente la pobreza bajo 11 puntos entre 2002 y 2008, en Colombia lo hizo menos de ocho. Las políticas de desarrollo están en mora de hacerse desde hace décadas en Colombia.

Las dimensiones del problema

Pobreza y desigualdad no son lo mismo, aun que están ligadas. En Colombia, la pobreza por ingresos disminuyo el 54% ha algo más de de 45% entre 2002 y 2009, mientras el índice de desigualdad se mantuvo estable, estas no son cifras son personas: 45% de pobreza son veinte millones de colombianos en la olla.

La desigualdad no es pobreza. Para Naciones Unidas y muchos economistas, tienen varias dimensiones, como lo describe el exdirector del DANE Cesar Caballero: además de la posición socio-económica de la gente, cuentan la brecha entre las regiones, las diferencias étnicas y las de género. “si usted es mujer, afro, no educada, madre soltera y vive en zona rural, no se que recomendarle”, dice. En todas esas dimensiones, Colombia arrastra problemas históricos.

En la dimensión económico-social, según Núñez, la encuesta de calidad de vida registrada en record que pocos países ostentan: en Colombia, el 10% mas rico de la población se queda con la mitad del PIB mientras al 10% restante mas pobre apena le caen de la mesa las migajas del 0,6% del PIB. Para colmo, cada uno de los afortunados en la franja de los más pobres que tienen trabajo mantiene a seis personas en promedio, en tanto que los del tope de la pirámide sostienen solo a dos.

Las diferencias regionales son aun más escandalosas. El ingreso por habitante del chocoano medio es la sexta parte del de un bogotano. Una de las verdades que no escara la política publica en Colombia es el desequilibrio entre las diez principales ciudades, que crecen y son polo de desarrollo, y 800 municipios que tienen niveles de pobreza superiores al 66%. La brecha entre las ciudades y el campo viene ampliándose. La centralización de los recursos hace que la desigualdad en Colombia sea altísima, y lo peor es que dicha desigualdad esta marcada en muchos casos por un factor étnico. Si el promedio nacional de necesidades básicas insatisfechas es de 27% el de la población indígena es de 57% y el de los afros, de 66%. Ello para no hablar de la de la situación de la mujer, con frecuencia en el sótano de la pirámide social.

¿Por qué ha sido tan persistente la desigualdad en Colombia? El economista Alejandro Gaviria señala como problemas claves las condiciones del mercado laboral y la brecha entre educados y no educados: “la Colombia de este siglo es parta los no educados, mototaxismo, salones de belleza, informalidad en el sector minero”. Caballero añade que no basta ampliar ni mejorar la calidad: “la educación, sin contactos (las redes que se establecen en cualquier centro educativo y que sirven toda la vida), no permiten ascender”.

Corredor ve otro problema: “la desigualdad es esencialmente un problema político, que toca muchos intereses, y no ha habido una alternativa dispuesta a enfrentar esos poderes”. Para muchos economistas en el país a primado la visión ortodoxa de que el crecimiento económico se encarga de resolver el problema de la pobreza y la desigualdad, y eso no ha sucedido. “Colombia es un país pre moderno; todo sigue asociado a rentas y a tierras”, sostiene Corredor.

¿Que hacer?

El gobierno afirma que tiene una estrategia para enfrentar la desigualdad, no solo la pobreza como se ha venido haciendo tradicionalmente mediante un gasto público eminentemente asistencialista. Hernando José Gomes, director de planeación, habla de cuatro grandes áreas. Por una parte, el plan de desarrollo dice que prevé atacar la desigualdad regional, tratando de generar estrategias de convergencia y desarrollo para las regiones más pobres. Por otra, se esta lanzando el plan de lucha contra la pobreza extrema, con la ambiciosa meta de bajarla a la mitad en el cuatrienio. En el tercer lugar se propone bajar la informalidad, “una trampa de desigualdad muy grande”, como la define Gómez. Y por ultimo el ministerio de educación va poner un énfasis especial en el tema de calidad, “para que la educación pública se vuelva un canal de movilidad social y no perpetuación de la pobreza”, como afirma Gómez.

Todo ello sin contar con que las llamadas locomotoras para el crecimiento, la redistribución de las regalías, el cierre de los agujeros en el impuesto del 4 por mil o la decisión de no financiar la recuperación del desastre invernal mediante impuestos también actúen sobre la desigualdad. Además hay toda una estrategia para reforzar el funcionamiento del Sistema de Protección Social, contemplada en el plan de desarrollo.

Pese a todo, la meta es modesta, pues en cuatro años se espera bajar el coeficiente Gini del 0,58 actual a 0,54. Núñez pone en duda, incluso, el objetivo frente a la pobreza extrema, que se ha planteado bajar en ocho puntos: “eso significa hacer en cuatro años lo que normalmente se hace en ochenta. ¿Es realista?”. Dice que aun si el programa Unidos funciona perfectamente en los 800 municipios más pobres existen unas trampas de desarrollo local que no dejan a nadie salir de la pobreza: no hay actividades económicas significativas, la seguridad es un problema, la debilidad institucional lleva a que se roben el erario. Según el, el 35% de los subsidios del gasto público va al 20% más rico de la población. Eso en parte explica porque la inequidad persiste pese a que el gasto social anual por habitante creció en términos reales un 60% entre 2001 y 2008 de acuerdo con planeación.

Caballero es más categórico: lo que hay, dice, “es una política antipobreza, no de redistribución, no para atacar la igualdad”. Varios de los expertos consultados por SEMANA hablaron de la necesidad de enfrentar el problema también de la cúspide de la pirámide –algo en lo que casi todos los gobiernos de este país han sido muy tímidos-, mediante un cambio en los esquemas tributarios, que tradicionalmente han privilegiado los impuestos indirectos, como el IVA, que afecta a todos, sobre impuestos progresivos que tasen la propiedad, la tierra y su uso, por ejemplo: “la estructura tributaria no se ha utilizado como una herramienta distributiva”. Dice Corredor.

Casi todos coinciden, eso si, en las leyes de victimas y de tierras, si se aprueban como quiere el gobierno y se logran aplicar de manera consistente, “si le pegan a la punta de la pirámide”, como dice uno, y tendrían un efecto en la inequidad. Machado señala que el estado tiene muchos elementos para repartir la tierra y para obligar a las elites rurales a cambiar. “se han centrado en la avidez de la renta, que es acumular y acumular sin generar valor a la sociedad”. En un resiente articulo en la revista virtual Razón Publica, el economista Jorge Ivan González reconoce que la equidad regional es la gran novedad en el plan de desarrollo, pero sostiene que “los avances en crecimiento, productividad y competitividad no alcanzan para romper la trampa de la pobreza. Y la trampa no se rompe, por el gobierno ha dejado de lado cualquier consideración tributaria”.

De ser esto cierto el gobierno de Juan Manuel Santos no se diferencia en materia de desigualdad de casi todos sus antecesores. Aun es pronto, por supuesto, para hacer un juicio definitivo, y Armando José Gómez todavía tiene tiempo para demostrar que esta en lo cierto y que si hay una estrategia expresa para atacar el problema de manera estructural. Con la situación actual de Colombia, es probable que a este gobierno se le juzgue menos por si logra mantener bajo control la seguridad que por si se atreve, por fin, a meterle mano enserio a la enfermedad histórica nacional de la desigualdad y la pobreza. Atacar la base de la pirámide, donde están los pobres entre los pobres es apenas un aspecto de problema. Parte sustancial reside en la cúspide. Y con esas elites ningún gobierno se ha metido.

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