La ley 70 perjudica a los afros
Marco Tobías Cuesta
Considero que es un deber irrenunciable de mi parte seguir diciéndole la verdad a mis coterráneos, sobre todo en una región como la Costa Pacífica y el Chocó, en especial. En el asunto de las negritudes no se puede seguir mintiendo y embaucando a los más ingenuos.
La Ley 70 de 1993 es altamente nociva para los intereses de las comunidades negras y, en particular, para el desarrollo de los afrodescendientes chocoanos. Veamos por qué: Se trata de una Ley inconstitucional, anacrónica e inconveniente para los intereses de los pueblos afros, porque los envilece, inferiorizandolos y convirtiéndolos en parias en su propio territotio. No entendemos por qué los afrocolombianos y afrochocoanos, que se han autoproclamado defensores y voceros de la etnia negra y, otras veces, hijos putativos de Changó, Yemayá, Oshun, Babalú, Orisha y otras deidades africanas no han exigido la derogatoria de esta nefasta Ley.
Esta Ley convierte a los afrodescendientes en dueños de nada, al crear, por medio de una ficción jurídica, la figura de la propiedad colectiva. Con el agravante de que “los negros” no pueden vender la tierra que poseen y laboran porque el derecho de propiedad que les otorgó la ley en comento es incompleto. Solamente tienen el ius fruendi y el ius utendi. En otras pabras solo pueden utilizar y recibir los frutos de estas tierras; pero como no tienen el ius abutendi, o sea el derecho de disponer del predio, no pueden enajenar el terreno o finca de “su propiedad”. En conclusión, “los negros” de las comunidades negras no pueden ni comprar ni vender sus tierras. Los consejos comunitarios son unos simples administradores del suelo.
Con la Ley 70, la oligarquía colombiana, por medio del presidente César Gaviria Trujillo, engañó a los ingenuos y despistados afrodescendientes de la Consultiva o del Proceso, como se hacen llamar, y, a cambio de ello les ha proporcionado canonjías y prebendas que les impide darse cuenta del grave error que cometieron. O, si se dan cuenta, practican el principio de urbanidad que dice “hablar con la boca llena es mala educación”.
Los afros que habitan o son miembros de las comunidades negras, en virtud de la Ley 70 se convirtieron en guardabosques. No hacen más que cuidar las tierras baldías de la nación, para cuando la burguesía colombiana las necesite estén libres y no tengan dueños, ya que constituyen verdaderas reservas forestales.
Mientras la Ley 70 de 1993 esté vigente, no será posible el desarrollo del Chocó. Si nuestros campesinos afros no tienen título de la tierra que trabajan, nunca tendrán acceso al crédito bancario, y, sin esta posibilidad, como sí la tienen el resto de colombianos, desarrollar el agro en el Chocó será imposible. No se puede olvidar que la tierra es el principal medio de riqueza y que la Ley 70 convirtió a los afros chocoanos en “condenados de la Tierra”.
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