11 de octubre de 2016

Mujer Afro, Elegía y Esperanza, 500 años en busca de libertad

Ya antes de 1492, los barcos negreros surcaban las costas africanas. Se estaba dando inicio al secuestro más grande que haya conocido la historia humana. El 12 de octubre es una ocasión para hacer memoria de nuestra lucha y resistencia. En esta ocasión, centramos nuestra reflexión en la vida de la mujer africana y sus luchas en pro de la libertad en suelo americano.  

Mujer, tu condición en nuestra sociedad machista y discriminadora no siempre ha sido la mejor; has tenido que luchar contra toda adversidad por ganar tu espacio, para tener derecho a las más básicas condiciones humanas. Tu condición de mujer afro, tan llena de virtudes, encantos y sabiduría ha sido tan poco apreciada y tristemente atropellada. Nuestra sociedad de hoy que se dice igualitaria, poco reconoce que tus derechos no han sido dádivas del sistema establecido, sino la consecuencia de tus actos y luchas que te llevaron incluso a la muerte.
http://www.imagui.com/a/dibujos-de-afrocolombianos-cA6GkAj75
Hoy, hacemos memoria de ti, de tus hermanas, de tus madres, de tus mujeres ancianas, y jóvenes; hacemos memoria de la primer mujer negra en ser subida a un barco negrero, de aquellas que fueron violadas, de las asesinadas a punta de hambre y malos tratos. También recordamos a las que fueron arrojadas por la borda de los barcos (pero no de la historia). Aun así muchas de tus madres ancestrales y abuelas eternas sobrevivieron a la travesía, llegaron a estas tierras bajo el látigo europeo que las maltrató sin misericordia.
¿Cuál fue tu nombre? ¿Cuántos tus hijos? ¿Qué fue de tu papá y mamá? ¿Quién les habrá dado la triste noticia de tu secuestro? ¿Cuán grande fue tu nostalgia al perder el contacto de tus seres queridos? Te encontraste debajo de este cielo y en este suelo, que no era el de tu África natal, pero que hiciste tuyo con el pasar de los años.
Tú, mujer afro, fuiste portadora y trasmisora de lenguas, músicas, cantares, dioses y espiritualidades  africanas que hoy nos enorgullecen. Tú, mujer negra, miraste a tus hijos a los ojos y les contaste tu tragedia, la de tu pueblo, la de tus hermanos. Un día te llegó la muerte o el asesinato cruel, un día cerraste tus ojos. ¿Cuál habrá sido la hora y el lugar exacto de tu partida? ¿Quién te habrá dado el último adiós? ¿Quién te habrá encomendado al amparo de tus Dioses? Hoy tus hijos nos rebelamos ante tu muerte, y proclamamos que tú eres vida en nuestra VIDA. 
Y como si fueran pocos aquellos siglos de sufrimiento, una noche terrible debiste correr con tus hijos de la mano, mientras tu esposo era descuartizado a machetazos. ¿Cuánto dolor soportaron tus pasos, cuántas espinas en el camino, cuántas miradas acusadoras?... ay, ay, esta Colombia que te ha hecho sufrir, esta marginación y olvido, esta guerra que no es tuya pero que la padeces como nadie.
Ahora, ¿dónde habitas? ¿dónde sueñas? ¿Cuál es tu nombre? ojalá te llames: Esperanza, Alegría, Cielo, o aquel corto y esquivo: PAZ. Cuéntanos sí tus hijos van a la escuela y cuéntanos si esa escuela quiere a tus hijos. Ayúdanos a construir nuestra historia, ayúdanos a mirarnos a los ojos, y zanjar nuestras diferencias. No te canses, sigue luchando, pues el mundo por sí solo no cambiará para tu bien. Pero tú, no calles, sigue gritando desde nuestra América del norte, hasta el sur de nuestro Sur.
Alejandro González Santafé
Texto publicado en Revista Iglesia Sin Fronteras, Junio 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario