Este análisis desde un enfoque critico emergente, busca generar conocimiento a partir de los referentes históricos de determinadas culturas (Back, 1963). En este caso la cultura afrocolombiana. Los pueblos y comunidades afrodescendientes que representamos una tercera parte (10% sobre 46.000.000) de la población, somos expresión de la realidad histórica y del presente del continente americano. Como afrodescendientes somos el resultado del peor crimen que ha vivido la humanidad: el trafico transatlántico de personas africanas para la esclavitud. (Navas, 2007, compilador). En este escrito quiero referirme a como la historia ha hecho que el presente de muchos afrocolombianos sea desalentador en términos socio-económicos y psicológicos por consecuencia de algunas políticas hegemónicas que a través de la historia han centrado su interés en colonizar pueblos y culturas que aun mantienen su identidad.
Theodor Adorno junto a otros autores de la escuela de Frankfurt, citados en el documento Cultura / contracultura, cotidianidad y elites, nos brindan una visión holística de la “invasión” que puede ejercer una cultura hegemónica a otra. Adorno particularmente, señala las severas consecuencias que a nivel de la cultura política tienen los dispositivos de dominación que, en el capitalismo tardío, se articulan políticamente en una conjunción, en el que ideología y alineación confluyen no solo estrecha, sino estructural y sistemáticamente a través de los medios de comunicación y los procesos de formación de opinión publica (Adorno, 2000). ¿Cómo se evidencia este fenómeno en el afrocolombiano? A partir de una herencia material y simbólica los afrocolombianos han venido construyendo su propia identidad, y han dado a conocer al mundo que tienen su propia visión del mismo. Pero su cotidianidad sea visto penetrada por una cultura creada por el modelo neoliberal que a mi parecer busca privar en este caso al afrocolombiano de su identidad con el fin de imponerle otra.
Las prácticas de las elites no se dan al margen del mundo de la vida, sino en el corazón mismo de esta: en la cotidianidad que le da vida a la economía, a la política, a la sociedad en su conjunto. Es en ese nivel primario y arcaico donde se trenzan las dinámicas hegemónicas y contra hegemónicas de elites y minorías en la base misma que sostiene toda la pirámide social (Adorno, 2000). Me cuestiono acerca del método usado por las hegemonías económicas para “alinear” a las culturas que aun ofrecen resistencia. Las industrias dedicadas a la creación de mensajes estandarizados, en tanto el “ocio de las enormes poblaciones anula la capacidad de análisis causal y crítico, convirtiendo al sujeto receptor en un individuo pasivo y des individualizado, las superestructuras ideológicas pseudoculturales se han convertido en el factor de socialización, integración y adaptación más poderoso de la sociedad de consumo”. (Adorno, 2000). En este punto asumo que el método del cual nos habla Adorno, lo que busca es crear invisibilización como bien lo dicen los artistas de CQT en la canción “De donde vengo yo”.
La introducción de factores técnicos en el centro mismo del arte y la estética en la sociedad del capitalismo avanzado, en la que se establece una producción serializada con métodos y técnicas semejantes a las de otro tipo de producción, lleva a Adorno y Horkheimer a indagar sobre el mecanismo de mercancías de índole cultural que someten dichas producciones a leyes de ofertas y demandas del mercado capitalista (Adorno: teoría crítica y cultura de masas, fundamentos, 2000). El problema que subyace es la irrupción de dichas leyes en el área de la ideología, con lo que se consolidan no sólo unos principios de rentabilidad económica, sino unos principios de asimilación y conformismo social a través de modelos simbólicos. Así las cosas, aparece una redefinición de la teoría económica del valor, pues de acuerdo con Adorno, las diferencias de valor establecidas por la industria cultural no tiene que ver con diferencias objetivas, si no con el significado de los productos. (Adorno: elites y pseudocultura).
El análisis anterior implica que la fabricación y la producción de los bienes culturales no son valoradas tanto por sus costo, como por su acción sobre los receptores. La rentabilidad económica se justa con la rentabilidad ideológica de modo que el balance de los beneficios monetarios resulta ser tan importante como el de los beneficios asimiladores al sistema, ya que este segundo aspecto permite la pervivencia a largo plazo del primero. (Adorno, 2000). El modelo económico neoliberal también presente en Colombia, en parte busca ideologizar a los sujetos de determinada cultura con el fin de formar una sociedad de consumo más provechosa para sus intereses. El pueblo afrocolombiano que a lo largo de la historia ha luchado por no ingresar en las lógicas de consumo del sistema neoliberal también ha sufrido el hecho de que algunos pertenecientes a esta cultura pierdan la identidad poniendo en riesgo la cultura afrocolombiana. ¿Por que algunas personas afrocolombianas compran cremas que sirven para “blanquear” su rostro? ¿Por qué algunas madres jalan la nariz del recién nacido durante horas con el propósito de que esta se perfile? ¿Por qué algunos afrocolombianos tratan de esconder su acento ante la presencia de un blanco o un mestizo? Adorno responde a estas preguntas diciendo: la idea genera orden, pero no conexión. El ideal consiste en que la vida no pueda distinguirse de la de los filmes y programas televisivos, por tanto resulta obvio que en el modelo cultural se dé una mutación que se oriente hacia un modelo construido como espectáculo. (Adorno, 2000). Pero no se puede desconocer que existen en Colombia movimientos afro que ejercen contracultura y se preocupan por resguardar la identidad del pueblo afrocolombiano, organizaciones como: El Cimarrón, Fundación Artística Afrocolombiana Yamambo, Revista El Palenque y la Fundación Ayara entre muchas otras, que se esfuerzan por defender y mostrar la realidad del pueblo afrocolombiano.
Conclusión:
“El concepto de identidad expresa una relación reciproca en la medida en que se abarca tanto un permanente e interno SER-sí mismo-idéntico, como una permanente participación en los rasgos característicos específicos de determinado grupo”. Es por esto que no puede entenderse la identidad de los pueblos sin tener en cuenta que es una aceptación de sí mismo, ya que la identidad se expresa a partir de cómo piensan los hombres sus imágenes, su cosmovisión y sus construcciones sociales (Solano, 2005). Considero importante que se mantenga la identidad de la cultura afrocolombiana ya que esta sirve como motor para el debido desarrollo de esta población que aun lucha por surgir.
Theodor Adorno junto a otros autores de la escuela de Frankfurt, citados en el documento Cultura / contracultura, cotidianidad y elites, nos brindan una visión holística de la “invasión” que puede ejercer una cultura hegemónica a otra. Adorno particularmente, señala las severas consecuencias que a nivel de la cultura política tienen los dispositivos de dominación que, en el capitalismo tardío, se articulan políticamente en una conjunción, en el que ideología y alineación confluyen no solo estrecha, sino estructural y sistemáticamente a través de los medios de comunicación y los procesos de formación de opinión publica (Adorno, 2000). ¿Cómo se evidencia este fenómeno en el afrocolombiano? A partir de una herencia material y simbólica los afrocolombianos han venido construyendo su propia identidad, y han dado a conocer al mundo que tienen su propia visión del mismo. Pero su cotidianidad sea visto penetrada por una cultura creada por el modelo neoliberal que a mi parecer busca privar en este caso al afrocolombiano de su identidad con el fin de imponerle otra.
Las prácticas de las elites no se dan al margen del mundo de la vida, sino en el corazón mismo de esta: en la cotidianidad que le da vida a la economía, a la política, a la sociedad en su conjunto. Es en ese nivel primario y arcaico donde se trenzan las dinámicas hegemónicas y contra hegemónicas de elites y minorías en la base misma que sostiene toda la pirámide social (Adorno, 2000). Me cuestiono acerca del método usado por las hegemonías económicas para “alinear” a las culturas que aun ofrecen resistencia. Las industrias dedicadas a la creación de mensajes estandarizados, en tanto el “ocio de las enormes poblaciones anula la capacidad de análisis causal y crítico, convirtiendo al sujeto receptor en un individuo pasivo y des individualizado, las superestructuras ideológicas pseudoculturales se han convertido en el factor de socialización, integración y adaptación más poderoso de la sociedad de consumo”. (Adorno, 2000). En este punto asumo que el método del cual nos habla Adorno, lo que busca es crear invisibilización como bien lo dicen los artistas de CQT en la canción “De donde vengo yo”.
La introducción de factores técnicos en el centro mismo del arte y la estética en la sociedad del capitalismo avanzado, en la que se establece una producción serializada con métodos y técnicas semejantes a las de otro tipo de producción, lleva a Adorno y Horkheimer a indagar sobre el mecanismo de mercancías de índole cultural que someten dichas producciones a leyes de ofertas y demandas del mercado capitalista (Adorno: teoría crítica y cultura de masas, fundamentos, 2000). El problema que subyace es la irrupción de dichas leyes en el área de la ideología, con lo que se consolidan no sólo unos principios de rentabilidad económica, sino unos principios de asimilación y conformismo social a través de modelos simbólicos. Así las cosas, aparece una redefinición de la teoría económica del valor, pues de acuerdo con Adorno, las diferencias de valor establecidas por la industria cultural no tiene que ver con diferencias objetivas, si no con el significado de los productos. (Adorno: elites y pseudocultura).
El análisis anterior implica que la fabricación y la producción de los bienes culturales no son valoradas tanto por sus costo, como por su acción sobre los receptores. La rentabilidad económica se justa con la rentabilidad ideológica de modo que el balance de los beneficios monetarios resulta ser tan importante como el de los beneficios asimiladores al sistema, ya que este segundo aspecto permite la pervivencia a largo plazo del primero. (Adorno, 2000). El modelo económico neoliberal también presente en Colombia, en parte busca ideologizar a los sujetos de determinada cultura con el fin de formar una sociedad de consumo más provechosa para sus intereses. El pueblo afrocolombiano que a lo largo de la historia ha luchado por no ingresar en las lógicas de consumo del sistema neoliberal también ha sufrido el hecho de que algunos pertenecientes a esta cultura pierdan la identidad poniendo en riesgo la cultura afrocolombiana. ¿Por que algunas personas afrocolombianas compran cremas que sirven para “blanquear” su rostro? ¿Por qué algunas madres jalan la nariz del recién nacido durante horas con el propósito de que esta se perfile? ¿Por qué algunos afrocolombianos tratan de esconder su acento ante la presencia de un blanco o un mestizo? Adorno responde a estas preguntas diciendo: la idea genera orden, pero no conexión. El ideal consiste en que la vida no pueda distinguirse de la de los filmes y programas televisivos, por tanto resulta obvio que en el modelo cultural se dé una mutación que se oriente hacia un modelo construido como espectáculo. (Adorno, 2000). Pero no se puede desconocer que existen en Colombia movimientos afro que ejercen contracultura y se preocupan por resguardar la identidad del pueblo afrocolombiano, organizaciones como: El Cimarrón, Fundación Artística Afrocolombiana Yamambo, Revista El Palenque y la Fundación Ayara entre muchas otras, que se esfuerzan por defender y mostrar la realidad del pueblo afrocolombiano.
Conclusión:
“El concepto de identidad expresa una relación reciproca en la medida en que se abarca tanto un permanente e interno SER-sí mismo-idéntico, como una permanente participación en los rasgos característicos específicos de determinado grupo”. Es por esto que no puede entenderse la identidad de los pueblos sin tener en cuenta que es una aceptación de sí mismo, ya que la identidad se expresa a partir de cómo piensan los hombres sus imágenes, su cosmovisión y sus construcciones sociales (Solano, 2005). Considero importante que se mantenga la identidad de la cultura afrocolombiana ya que esta sirve como motor para el debido desarrollo de esta población que aun lucha por surgir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario